Buscando al Jesús Histórico en las Escrituras

¿Quién fue Jesús de Nazaret? Las respuestas a esta pregunta pueden ser muy diversas según a quien le preguntemos. Para los creyentes Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios y el Salvador. Para algunos es un Maestro y una Autoridad Moral; o un Modelo Humano a seguir. Para otros es un revolucionario social. Para los escépticos es una leyenda; y para el arte, una imagen representada a lo largo de los siglos.

Diversidad de imágenes de Jesús

Este es un tema muy amplio, y por eso este artículo va a ser un poco más largo que el resto en este blog, pero creo que el tema lo amerita. El artículo está organizado como un pequeño libro con varios capítulos, donde cada epígrafe es una nota sobre los aspectos más importantes de un tema en particular. Aunque por supuesto existe una unidad de contenido entre todos estos temas, y esa unidad es precisamente la historia de Jesús de Nazaret y como esa historia es narrada en la Biblia Cristiana. Si el Indice te parece un tanto abrumador a primera vista, no te preocupes, solo haz clic en el tema que más te llame la atención y seguramente encontrarás algo interesante.

Una aclaración necesaria. Este no es un blog de teología ni de filosofía. Tampoco se trata de interpretar o explicar el significado de las Escrituras, ya que eso sería otra disciplina llamada exégesis. Esto es un acercamiento a la historia de Jesús de Nazaret a través de las Escrituras, utilizando métodos históricos y de crítica textual, es decir, de análisis de los textos del Nuevo Testamento.

Por eso le sugerimos que primero revise el Indice a continuación. Luego empiece por la Introducción donde se explica la importancia de este tema y la motivación para el mismo. Y entonces haga clic en el tema que más le interese; no tiene que ser en orden.

Además, para los que gusten de la historia, he añadido una Línea de Tiempo al final que espero ayude a mejor entender los orígenes del cristianismo y cómo sucedieron las cosas en aquellos tiempos.


 

 


Introducción: ¿Por qué este tema es importante?

La cuestión de la historicidad de Jesús de Nazaret es un tema importante, no solo para los historiadores, sino también para las personas de fe, porque puede ayudarles a mejor entender su propia religión.

Este es un tema que personalmente siempre me ha interesado, y aunque no soy experto, ni erudito ni teólogo, sí me gusta leer sobre los más recientes descubrimientos históricos y arqueológicos; ya sean bíblicos en general o sobre el Nuevo Testamento en particular.

La otra motivación para este tema es que desde la primera vez que leí la Biblia cuando era muy joven, a través de una traducción bilingüe español-inglés del Nuevo Testamento que mi abuelo tenía con sus notas personales al margen y que yo aún atesoro, siempre me he preguntado cuan cierta puede ser esa afirmación de aquellos que dicen: "La Biblia es la palabra inerrante de Dios". A diferencia del otro enfoque que plantea que: "La Biblia está inspirada por Dios pero fue escrita por hombres"; lo cual tiene más sentido, en mi opinión.

Y si alguna vez has leído o has escuchado pasajes de la Biblia Cristiana y te has preguntado cosas, como por ejemplo: Qué evidencias históricas tenemos de que Jesús realmente existió, de dónde vienen las muchas traducciones y versiones que existen de la Biblia, por qué las historias de los evangelios coinciden exactamente en algunos casos pero difieren en tantos otros, quiénes eran los evangelistas y cuándo se escribieron los evangelios, por qué los primeros cristianos esperaban el apocalipsis en su generación, sin embargo eso no ocurrió como ellos lo esperaban, y otras tantas, este blog es para ti, porque de todo eso comentaremos aquí. Con respeto, con humildad, y siempre tratando de ser tan imparcial como podamos; solo dando información, con citas y referencias que tú mismo puedas verificar si quieres.

Tal vez mientras leas estas notas te preguntes de dónde viene toda esta información. Sobre eso debo decir que a lo largo de mi vida he leído unos cuantos libros sobre este tema, y aun continúo estudiando y aprendiendo cada día. La mayor parte viene de historiadores, así como de eruditos y teólogos contemporáneos; algunos que incluso pueden ser considerados apologistas cristianos. También he leído libros de expertos que tal vez son escépticos de la divinidad de Jesús, ya sean agnósticos o ateos, pero que de todas formas pueden tener gran valor desde el punto de vista de investigación histórica.

No obstante, a pesar de todo lo que he leído y estudiado, no he podido encontrar un único libro que tenga respuestas satisfactorias para todas las preguntas que siempre he tenido sobre Jesús y la Biblia. La realidad es que esta información se encuentra dispersa por todos lados y a menudo está muy sesgada por las creencias personales del autor. Así que he tenido que hacer mi propia investigación. Y por eso también he escrito estas notas; como un resumen de las mejores explicaciones y respuestas que hasta ahora he podido encontrar desde el punto de vista histórico.

Espero entonces que estas breves notas sirvan como introducción al tema, e incluso como resumen de agunos hechos relevantes recientemente descubiertos y las teorías actuales.

Quizás este conocimiento nos permita volver a leer y estudiar la Biblia Cristiana con un renovado interés, y tal vez eso nos ayude a reforzar nuestros valores, nuestra fe y nuestra relación con Dios.

 


Historicidad de Jesús de Nazaret

La cuestión de la historicidad de Jesús se refiere a si Jesús de Nazaret (que en su tiempo debe haber sido llamado Yeshua ben Joseph, en hebreo) existió como una figura histórica, y en qué medida los episodios representados en los evangelios se pueden confirmar como eventos históricos. El consenso prácticamente universal entre los estudiosos es que Jesús existió históricamente, aunque los eruditos bíblicos difieren acerca de las creencias y enseñanzas de Jesús, así como la exactitud de los detalles de su vida que han sido descritos en las Escrituras.

La historicidad de Jesús además se relaciona con el tema de las reconstrucciones eruditas de la vida de Jesús, basadas principalmente en el análisis crítico de los textos del Nuevo Testamento. Esta es una larga labor de investigación que comenzó desde el siglo XVIII, cuando los estudiosos se dieron a la tarea de tratar de reconstruir la vida del Jesús histórico, utilizando métodos histórico-críticos para el análisis de los textos disponibles; y ese es el método que trataremos de seguir en estas notas.

 

Era Cristiana: ¿Cuándo nació Jesús?

La Navidad es una de las festividades más importantes del cristianismo que conmemora el nacimiento de Jesucristo en Belén (según los evangelios de Mateo y Lucas, aunque Marcos parece sugerir que fue en Nazaret) y se celebra el 25 de Diciembre en la iglesia católica, así como en muchas iglesias protestantes y ortodoxas. Sin embargo esa fecha exacta del nacimiento de Jesús de Nazaret no se encuentra registrada ni en el Antiguo Testamento ni el Nuevo Testamento. La adopción de esa fecha se realizó siglos después, empezando por Sexto Julio Africano (considerado el padre de la cronología cristiana) en referencia al calendario litúrgico en el año 221. Y al parecer la razón por la que se escogió el 25 de Diciembre tiene que ver con la conversión al cristianismo de los pueblos "paganos" de la antigüedad quienes en esa fecha celebraban el solsticio de invierno en el hemisferio norte (desde el 21 de Diciembre) y el renacimiento del dios Sol según las varias tradiciones paganas; Apolo para los griegos, Osiris para los egipcios, Mitra para los persas, etc.

Un problema que enfrentamos al tratar de establecer la historicidad de Jesús de Nazaret con fechas precisas es que hay muy pocas fuentes fuera del Nuevo Testamento que lo mencionan, ya que los que escribían sobre historia en aquellos tiempos estaban sobre todo interesados en escribir sobre guerras, o en biografías de reyes y emperadores, y solo mencionan al 'Jesús histórico' de pasada; como un hombre que debe haber nacido alrededor del año 4 a.C. (antes de Cristo) y que fue crucificado a la edad de 33 años en Jerusalén, en el año 30 d.C. (después de Cristo). La pequeña descrepancia de 3 años en la historia se debe a que los que inventaron nuestro actual sistema de eras históricas casi coincidieron con la 'era cristiana' original, pero no exactamente.

Pero entonces cómo pudo Jesús haber nacido en una era "antes de Cristo", ¿no es eso acaso una contradicción de términos? La respuesta está en un cierto eclipse lunar como se explica a continuación.

Los historiadores actuales dividen las eras históricas utilizando términos neutrales (sin connotación religiosa) como 'era común' y 'nuestra era' (con sus correspondientes abreviaturas n.e. o NE) o 'antes de nuestra era' (con sus abreviaturas a.n.e. o ANE). A diferencia de los términos religiosos utilizados originalmente para definir la era cristiana; como 'después de Cristo' (abreviado d.C. o DC) o 'antes de Cristo' (abreviado a.C. o AC). Aunque en la práctica los términos 'nuestra era' y 'después de Cristo' se utilizan como sinónimos ya que en fin de cuentas se refieren a un mismo período de tiempo.

De esta forma el período histórico que más nos interesa, desde el punto de vista del cristianismo, es el que va desde el reinado del emperador romano Augusto (27 ANE - 14 NE) hasta Constantino (306 NE - 337 NE).

Como curiosidad histórica y matemática, la primera definición de Anno Domini ('año del Señor') se debió a Dionisio el Exiguo, un monje y erudito bizantino, quien no proveyó a nuestra era de un año cero, ya que en la Europa medieval nadie conocía la cifra o el número cero hasta el siglo nueve.

Una de las razones por la que los historiadores prefieren el término 'nuestra era', en lugar de 'era cristiana', es que nadie sabe exactamente cuando nació Jesús, y la única referencia en los evangelios viene de la historia que se cuenta sobre la visita de los magos y la matanza de los niños menores de dos años ordenada por Herodes el Grande (Mateo 2:1-16, Lucas 2). Aunque algunos teólogos consideran que para ese entonces ya Jesús podía haber tenido más de dos años.

La otra referencia al nacimiento de Jesús se encuentra en el Evangelio de Lucas cuando menciona el censo que se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria (Lucas 2:1-5). Sin embargo existen grandes dificultades para poder aceptar este relato de Lucas: 1) El evangelio vincula el nacimiento de Jesús con el reinado de Herodes el Grande (Herodes I), pero el censo tuvo lugar en el año 6 NE, nueve años después de la muerte de Herodes en el 4 ANE; 2) No hubo un censo único de todo el imperio bajo Augusto; 3) Ningún censo romano exigía que las personas viajaran desde sus propios hogares a los de antepasados lejanos; 4) El censo de Judea no habría afectado a José y su familia, que vivían en Galilea.

Además el importante historiador judío-romano Flavio Josefo en su obra Antigüedades Judías relata que la muerte de Herodes el Grande ocurre durante un eclipse lunar, lo cual se toma como referencia al eclipse lunar de Marzo 13 en el año 4 ANE en Judea. Por lo cual se concluyó que el nacimiento de Jesús debió haber ocurrido antes o durante el año 4 ANE. Sin embargo algunos físicos y astrónomos recientemente han indicado que en el año 1 NE también ocurrieron dos eclipses lunares visibles en Judea (uno de ellos en Diciembre 29), lo cual pondría el nacimiento de Jesús más cerca del comienzo de nuestra era; si en verdad uno de esos era el eclipse al que se refirió Josefo.

 

Cronología de Jesús

El otro dato relevante sobre la edad de Jesús viene de su genealogía según Lucas, donde se puede leer que "Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años" (Lucas 3:23), pero nótese al sentido aproximado en la frase "como de".

Los expertos entonces aplican el método histórico y correlacionan ese dato con el año "quince" del reinado de Tiberio César (Lucas 3:1-3), el cual va del 14 al 37 NE, estableciendo de esta forma un punto de referencia para la historia de Jesús. Aunque por otro lado, Tertuliano, uno de los Padres de la Iglesia, en su libro Contra Marción escrito en el segundo siglo, afirma que esto realmemente ocurrió en el año "doce" de Tiberio César, por lo cual toda esta cronología resulta ser muy aproximada.

Por cierto, según la tradición del judaísmo, la edad de 30 años es cuando los nuevos sacerdotes podían comenzar su labor de predica en el Templo, y así es como posiblemente lo veían los discípulos e incluso los fariseos, quienes en varias ocasiones se refieren a Jesús como "rabino" (rabbi o rabboni), el título honorífico dado a un "maestro de la ley" en arameo (5 veces en Mateo, 6 veces an Marcos, 14 veces en Juan; y curiosamente ninguna vez en Lucas quien siendo un 'gentil' prefiere usar la palabra Maestro).

Además de acuerdo con los tres evangelios sinópticos, Jesús continuó predicando durante al menos un año; y de acuerdo con Juan, durante tres años, dada las tres celebraciones de la Pascua Judía en las cuales participó (Juan 2:13; 6:4; 11:55–57). Y de ahí se estima que su crucifixión debió haber ocurrido a la edad de 33 años.

 

Crítica Textual: Criterio de Dificultad

Entre las herramientas más utilizadas por los estudiosos del Nuevo Testamento están los llamados 'criterios' de análisis textual. Por ejemplo, el criterio de dificultad (o criterio de la vergüenza, del inglés: Criterion of embarrassment) y el criterio de testimonio múltiple (o criterio de atestación múltiple, del inglés: Criterion of multiple attestation).

Los criterios de crítica textual, junto con el método histórico, normalmente son aplicados por los expertos para evaluar la credibilidad de una narrativa y para tratar de resolver el Problema Sinóptico y otros problemas similares; como por ejemplo la credibilidad histórica del bautismo de Jesús, según se explica a continuación.

 

Juan Bautista y el bautismo de Jesús

La descripción del bautismo de Jesús por Juan el Bautista en el Evangelio de Marcos, así como en Mateo y Lucas, e incluso de alguna manera en Juan, le confiere cierta credibilidad histórica a esta narrativa en particular (Marcos 1:9-11; Mateo 3:13-17; Lucas 3:21-22; Juan 1:28-34). Este pasaje obviamente cumple el criterio de testimonio múltiple. Además gracias al historiador Josefo sabemos que Juan el Bautista existió históricamente y que por un tiempo fue el líder de un movimiento social durante la primera mitad del primer siglo. Pero la razón por la que los expertos consideran que este pasaje es creíble es por el criterio de dificultad. Este es un criterio de 'crítica textual' que establece que es poco probable que un grupo invente una historia que sería embarazosa o dificultosa para sí mismo.

El criterio de dificultad en este caso sostiene que la Iglesia primitiva nunca hubiera querido inventar la historia sobre el bautismo de Jesús por Juan el Bautista, ya que Juan bautizaba para la remisión de los pecados, pero dado que Jesús fue considerado sin pecado, entonces esa historia era problemática y vergonzosa, ya que se coloca a Juan por encima de Jesús.

Aunque hay que notar que mientras que el bautismo de Jesús en sí puede haber sido un evento histórico, la presencia de la paloma y la voz del cielo pueden ser embellecimientos posteriores al suceso inicial.

 

Josefo y el Testimonio Flaviano

Escudriñando dentro de todo lo que escribieron los historiadores romanos de la época como Tácito y Suetonio, así como el historiador romano de origen judío Flavio Josefo quien perteneció a la secta de los Fariseos, el griego Thallus y el filósofo estoico sirio Mara bar Serapion, podemos ver que en algún momento ellos mencionan a Jesús como alguien quien era 'llamado Cristo' y a sus seguidores como 'cristianos'. Nombre dado a los discípulos de Jesús por primera vez en Antioquía; considerada la 'cuna del cristianismo' (Hechos 11:26).

Josefo es quien provee más información sobre esta etapa de la historia en su libro Antigüedades Judías, escrito entre el 93 y 94 NE, e incluso confirma la existencia del movimiento social originado por Juan el Bautista y su ejecución ordenada por Herodes Antipas. Josefo además menciona la muerte de 'Santiago el hermano de Jesús' ordenada por Anás ben Anás (Anás II). Y tanto Josefo como Tácito mencionan la crucifixión en tiempos de Poncio Pilato; el gobernador de la provincia de Judea bajo el emperador romano Tiberio. Todo esto Josefo lo establece como hechos históricos.

La segunda, y polémica, referencia de Josefo sobre Jesús aparece en el llamado 'Testimonio Flaviano' donde se menciona a Jesús como un exaltado Mesías o un ser de origen supra humano; incluyendo su resurrección al tercer día. Pero según los expertos este supuesto Testimonio es espurio, es decir, que tiene interpolaciones posteriores añadidas por algún autor cristiano, posiblemente para acomodar a sus lectores, quienes eran romanos y griegos, o judíos en la Diáspora. En esencia el Testimonio Flaviano fue redactado a posteriori como una profesión de fe cristiana, que Josefo, siendo un judío tradicional y un historiador romano del primer siglo, nunca hubiera afirmado de esa manera. Además el Testimonio no es mencionado por Orígenes, uno de los Padres de la Iglesia, cuando escribe sobre Josefo, y tampoco el Testimonio en su forma actual aparece en el codex de Focio, Patriarca de Constantinopla.

El pasaje del Testimonio Flaviano (con las posibles interpolaciones indicadas entre corchetes) dice textualmente:

"Por este tiempo apareció Jesús, un hombre sabio [si es que es correcto llamarlo hombre, ya que fue un hacedor de milagros impactantes, un maestro para los hombres que reciben la verdad con gozo], y atrajo hacia él a muchos judíos [y a muchos gentiles además. Era el Cristo].    Y cuando Pilato, frente a la denuncia de aquellos que son los principales entre nosotros, lo había condenado a la Cruz, aquellos que lo habían amado primero no le abandonaron [ya que se les apareció vivo nuevamente al tercer día, habiendo predicho esto y otras tantas maravillas sobre Él los santos profetas]. La tribu de los cristianos, llamados así por él, no ha cesado de crecer hasta este día." (9)

De todas formas, si eliminamos las interpolaciones añadidas a posteriori, la preponderancia de la evidencia histórica tomada en su conjunto apunta afirmativamente en favor de la existencia del hombre llamado Jesús de Nazaret.

En realidad lo que más nos interesa de toda esta historia, y lo que buscamos, es tratar de acercarnos tanto como podamos al Jesús real, el que en su tiempo fue considerado el Mesías y luego fue llamado el Cristo, el que motivó a sus seguidores y a los apóstoles a soportar persecuciones, penurias, e incluso el martirio, en su nombre. Quienes eventualmente llegaron a crear la mayor fe religiosa que el mundo ha conocido, que hoy en día cuenta con más de 2 mil millones de adherentes, y que tanto ha influido en la historia y en los valores éticos de la civilización occidental y del mundo en general.

Y quizás entonces podamos responder algunas preguntas que han ocupado a los historiadores y eruditos desde hace mucho tiempo, como por ejemplo: ¿Qué fue lo que realmente ocurrió en Judea durante el primer siglo de nuestra era con relación a la historia de Jesús?, y más importante aún, poder entender por qué Jesús hizo lo que hizo.

Pero dado que Jesús no escribió nada, que sepamos, el reto para nosotros es lograr este acercamiento utilizando solo las Escrituras de evangelistas y autores posteriores, así como algunos documentos religiosos o históricos tardíos, más algunos descubrimientos arqueológicos y artefactos de la época que hasta ahora se han podido encontrar, y sobre los cuales comentamos en las siguientes notas.

 


¿Conoces la historia de tu Biblia?

El Cristianismo, junto al Judaísmo y el Islam, se consideran "religiones del libro", dada la relevancia que tienen las escrituras sagradas dentro de estas religiones monoteístas abrahámicas. Lo cual siempre las distinguió del resto de las religiones "paganas" con las cuales coexistieron durante los tiempos de la civilización greco-romana y la edad media en Europa; ya que las religiones paganas tenían dioses, templos, ritos y mitologías, pero no tenían escrituras sagradas como tal.

Este hecho es históricamente singular ya que en aquellos tiempos la mayoría de la población era analfabeta. Aunque por otro lado el tener escrituras sagradas propiciaba la formación de comunidades de fe, dada la necesidad de los feligreses de las 'religiones del libro' de reunirse en iglesias o templos, donde los sacerdotes que sí tenían una educación formal y al menos podían leer, de hecho leían estas escrituras a viva voz para el beneficio de todos los participantes en el culto, y así se convirtieron en parte esencial de la liturgia. Por eso el estudio histórico de las Escrituras es tan importante si queremos entender cómo se desarrollaron estas religiones.

 

El Primer Concilio de Nicea y La Biblia Cristiana

La historia de la Biblia Cristiana como Escritura completa comienza luego del Primer Concilio de Nicea en el siglo cuarto de nuestra era. Este Concilio fue un evento eclesiástico crucial en la historia del Cristianismo como religión organizada, y es ahí donde comenzaremos nuestro viaje por la historia de La Santa Biblia como la conocemos hoy.

Pero si además usted quiere saber de dónde vienen los documentos que sirvieron de 'fuente' para el Nuevo Testamento en la Biblia Cristiana, pues entonces le sugerimos que primero comience con la historia de los Papiros del Nuevo Testamento, o con el llamado Problema Sinóptico que explica cuándo en realidad se escribieron los evangelios originales, y luego regrese a esta nota sobre la Biblia Cristiana.

El Primer Concilio de Nicea realizado en el año 325 NE, convocado y auspiciado por el emperador romano Constantino I, de hecho institucionalizó el movimiento religioso cristiano que tres siglos antes había comenzado como una 'secta judía mesiánica' en Jerusalén, y que luego de haber sufrido fuertes persecuciones por Nerón y otros emperadores romanos (desde el gran fuego de Roma en el 64 NE hasta las reformas de Diocleciano y el Edicto de Milán que legalizó el Cristianismo en el 313 NE), ahora en la práctica se convertía en religión oficial del Imperio Romano gracias al emperador Constantino, llegando eventualmente a ser la mayor religión del mundo en número de adherentes.

Los obispos allí reunidos tuvieron entonces que decidir sobre algunas cuestiones teológicas fundamentales para la naciente fe cristiana, como la naturaleza de Jesucristo (Cristología), la cuestión de la Trinidad (Controversia Arriana), y la aprobación del Credo Niceno (Credo de los Apóstoles). Brevemente:

  • La Controversia Arriana se refiere a la disputa entre el obispo Atanasio de Alejandría a favor del Trinitarismo y el presbítero Arrio a favor del Unitarismo. El Trinitarismo es el dogma central de la Iglesia Católica sobre Dios como un ser que existe como tres personas distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Mientras que el Unitarismo es estrictamente monoteísta y plantea que existe un único Dios (el Dios Padre o Jehová) y que Jesús fue inspirado por Dios en sus enseñanzas morales, por lo cual es considerado el Salvador o el Cristo (que en griego significa el Ungido y que correspondería al Mesías en hebreo), pero que Jesús fue creado y vivió como una persona humana solamente.

  • El Credo Niceno (Credo de Nicea o Credo de los Apóstoles), promulgado en el Concilio de Nicea (325) y ampliado en el Concilio de Constantinopla (381), es la conocida proclamación de fe cristiana, basada en la teología de la Trinidad, la cual aún hoy es utilizada en la liturgia de la misa católica así como de varias iglesias protestantes y ortodoxas (8). El Credo Niceno establece la posición de la Iglesia respecto a la controversia arriana, o sea, que Jesús es Dios y que fue "engendrado, no creado", proclamando: "Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre".

Poco después de concluído el Primer Concilio de Nicea comenzó el proceso de edición de la Biblia Cristiana, a partir de una lista de 27 libros preparada por el obispo Atanasio en el año 367 NE, los cuales eventualmente se convirtieron en el Nuevo Testamento de la Biblia Cristiana.

La Biblia Cristiana en general incluye una versión de la Biblia Hebrea como Antiguo Testamento y añade el Nuevo Testamento con sus cuatro evangelios canónicos, consistentes en los tres evangelios sinópticos de Mateo, Marcos y Lucas, más el evangelio de Juan (históricamente posterior a los sinópticos) tal y como han llegado hasta nuestros días. Además de los cuatro evangelios, el Nuevo Testamento también incluye el libro de Hechos de los Apóstoles, las Epístolas de varios apóstoles, y termina con el libro del Apocalipsis o Revelación de Juan de Patmos -- ver nota sobre el Apocalipsis más adelante.

 

El Canon de Marción: Un solo Evangelio

Históricamente el primer intento de establecer un canon del Nuevo Testamento ya había ocurrido durante siglo II de Nuestra Era y se le llamó Canon de Marción. Marción de Sinope, fundador de la teología del Marcionismo, fue un importante teólogo cristiano del segundo siglo y también el primero que intentó formar un canon a partir de las muchas escrituras cristianas que estaban en circulación. El canon de Marción consistía en un único evangelio, llamado Evangelio de Marción (una versión redactada del Evangelio de Lucas), y diez cartas del apóstol Pablo (nueve de las cuales también existen en el Canon de Atanasio; excepto la Epístola a los Laodicenses).

Sin embargo el canon de Marción no incluía ningún libro del Antiguo Testamento. Marción más tarde fue declarado hereje en el año 144 NE y sus escritos prácticamente desaparecieron.

 

El Canon de Atanasio: Cuatro Evangelios

A diferencia del canon de Marción de evangelio único, el canon de Atanasio establecido en el siglo IV incluyó cuatro evangelios de cuatro zonas de la tierra (los "cuatro pilares" a que se refirió Ireneo en su obra Contra las herejías en el año 180 NE), como una especie de compromiso entre los cuatro grupos cristianos principales que existían en diferentes regiones del mundo. De esta forma, los 'judíos-cristianos' que seguían la Ley de Moisés preferían el Evangelio de Mateo, los 'paulistas' y los 'cristianos-romanos' preferían el Evangelio de Lucas, los 'unitarios' y 'arrianistas' que eran estrictamente monoteístas solo aceptaban el Evangelio de Marcos, y los gnósticos conocidos como 'valentinianos' solo aceptaban el Evangelio de Juan sobre la teología del Logos (6).

Por su parte la lista de libros de Atanasio pudo haberse basado en otra lista anterior de autor desconocido que aparece en el llamado Fragmento Muratoriano, escrito en latín antiguo (y bastante pobre por cierto) del cual solo queda un fragmento de 85 lineas; fechado alrededor del año 170 dada la mención de Pius I, obispo de Roma. Y es interesante que el Fragmento Muratoriano además plantee que algunas epístolas atribuidas a Pablo que estaban en circulación eran espurias, "falsificadas en nombre de Pablo" -- ver nota más adelante sobre la Epístola a los Hebreos y las epístolas paulinas en general.

Fragmento Muratoriano (Biblioteca Ambrosiana, Milán)

Pero hay que destacar que la formación definitiva del canon del Nuevo Testamento no ocurre hasta el 367 con el obispo Atanasio. Estos textos luego fueron confirmados como el canon oficial del Nuevo Testamento en los concilios de Hipona (383) y Cartago (397). Los evangelios y libros que quedaron excluidos de la lista de Atanasio fueron considerados apócrifos.

 

Fragmentación del Imperio Romano

Este proceso culminó con dos clases de ediciones de la Biblia Cristiana según el idioma utilizado, luego que el imperio romano se fragmentó en oriental (griego) y occidental (latín) en el siglo V, y luego del Gran Cisma de la iglesia católica en Roma con las iglesias ortodoxas orientales en 1054:
  • Por un lado, Constantino había ordenado la producción de cincuenta copias de La Biblia en griego, cuya elaboración fue coordinada por Eusebio de Cesarea (ver Códices Unciales más adelante), las cuales fueron utilizadas en Constantinopla y en todo el imperio romano oriental, y luego en el imperio bizantino.

  • Por otro lado, la edición de La Vulgata Latina, que es una traducción al latín de las escrituras en hebreo y griego, comisionada por el Papa Damasus a Jerónimo de Estridón, fue utilizada en el imperio romano occidental. El término 'Vulgata' se refiere al uso del lenguaje vernacular o 'vulgar' de entonces, es decir, al latín.

 

La Vulgata
La primera Biblia Cristiana completa en Latín

Jerónimo de Estridón (San Jerónimo) se basó en la Septuaginta (LXX para los especialistas) y en las escrituras aprobadas como canónicas para completar La Vulgata a finales del siglo IV. La Septuaginta es una traducción al griego koiné de los textos hebreos y arameos del Tanaj o Biblia Hebrea, realizada por el grupo de Setenta rabinos en el año 132 ANE.

Aunque más tarde el Concilio de Roma (382) decidió que algunos libros de la Septuaginta, como el Libro de Enoc, no deberían ser considerados Escrituras (inspirados y canónicos) por lo cual la Biblia Católica actual difiere de La Vulgata original en algunos libros. No obstante La Vulgata continuó siendo utilizada con el nombre de Biblia Latina. Incluso durante el Concilio de Trento (1545-1563), convocado por la Iglesia Católica como respuesta a la Reforma Protestante, La Vulgata fue reconocida como ejemplo para el canon bíblico católico, a partir de la cual se comisionó la creación de la versión estándar de La Sagrada Biblia Católica en 1590.

Un punto de contención entre La Vulgata y las iglesias protestantes modernas es la interpolación que existe en la primera epístola de Juan en favor de la teología de la Trinidad llamada 'Coma joánica' que dice: "Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno" (1 Juan 5:7-8); lo cual no aparece en los manuscritos más antiguos. Un ejemplo de esto se puede observar en el Codex Sangallensis en la Abadía de San Galo (ver imagen de La Vulgata con la Coma joánica en el margen inferior) posiblemente escrito por un monje irlandés en el siglo octavo.

Vulgata con la Coma Joánica (Abadía de San Galo)

Otra diferencia entre La Vulgata católica y las Biblias protestantes es que el Antiguo Testamento protestante se basa en la Biblia Hebrea aprobada por el Concilio de Jamnia (90 NE) que tiene menos libros que la Septuaginta. Por ejemplo, el Libro de la Sabiduría (personalmente uno de mis favoritos), el Libro del Eclesiástico, los Libros de Macabeos I y II, y otros llamados 'Deuterocanónicos', no aparecen en las Biblias protestantes; a pesar que existen en la Septuaginta. Además las Biblias protestantes en general se basaron en versiones del Nuevo Testamento en griego, no en latín, como por ejemplo las traducciones basadas en el llamado Textus Receptus -- ver sección sobre 'La Biblia impresa y el Textus Receptus' más adelante.

 

Los Códices Unciales
Las más antiguas Biblias Cristianas completas en Griego

A principios del siglo V comenzaron a circular los llamados 'Códices Unciales' (Codex Sinaiticus, Codex Vaticanus, Codex Alexandrinus, Codex Ephraemi, etc.) que son manuscritos de la Biblia Cristiana completa escritos en griego; incluyendo el Nuevo Testamento, por supuesto. El término Codex o Códice se refiere a un formato de manuscritos encuadernados y cosidos que históricamente reemplazaron a los Rollos de papiro o pergamino, y Uncial se refiere a un tipo de caligrafía Alejandrina del alfabeto griego en mayúsculas -- a diferencia de los textos de tipo Bizantino que generalmente se escribían utilizando el alfabeto griego en minúsculas con una ortografía politónica (con muchos tonos o acentos) inventada en el siglo III.

El nombre específico del códice por su parte se refiere al lugar donde fue descubierto (el Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí en en caso del Codex Sinaiticus) o el lugar donde actualmente está depositado (la Biblioteca del Vaticano para el Codex Vaticanus).

Los Códices Unciales se supone fueron parte de las cincuenta copias de La Biblia que Constantino había ordenado debido al gran incremento de fieles en Constantinopla, cuya elaboración fue coordinada por Eusebio de Cesarea; el obispo de Cesarea conocido como el padre de la historia de la Iglesia. El Codex Sinaiticus y el Codex Vaticanus son las copias más antiguas de la Biblia Cristiana completa que existen en la actualidad. Aunque también debe notarse que los Códices Vaticanus y Sinaiticus no son idénticos y en realidad hay bastantes diferencias entre estos dos textos.

Codex Vaticanus con una nota del escriba (Biblioteca del Vaticano)

Más tarde aún, durante el siglo VI, comienzan a producirse versiones ilustradas de La Biblia, como el famoso Evangelio de Rabbula, considerado una da las más finas obras de arte bizantino y uno de los más antiguos manuscritos de los evangelios completos que se han conservado; dando comienzo al importante movimiento de la iconografía cristiana, así como el arte religioso de la Edad Media y luego del Renacimiento. Las Biblias ilustradas en ocasiones llegaron a ser bellas obras de arte, pero más importante aún desde el punto de vista práctico es que proveían una forma eficiente de evangelización entre las poblaciones "paganas" que muchas veces no sabían leer ni escribir.

Evangelio de Rabbula (Biblioteca Medicea-Laurenziana, Florencia)

 

La Biblia impresa y el Textus Receptus

La historia de la Biblia impresa comenzó con Gutenberg, el inventor de la imprenta, a quién le tomó 6 años (1450-1456) producir la primera copia impresa de La Vulgata. La impresión de la Biblia de Gutenberg fue un hito histórico en el avance de la civilización occidental, y también significó el fin de los problemas que existieron con las copias manuscritas de La Biblia Cristiana.

Sin embargo, nadie trató de imprimir una versión de alguno de los manuscritos de la Biblia en griego hasta que el cardenal español Francisco Cisneros, asistido por el erudito Diego López de Zúñiga (Stunica), en 1502 produjeron una Biblia políglota en varios tomos de tres columnas que incluía el Antiguo Testamento en hebreo, La Vulgata en latín, y la Septuaginta en griego. El trabajo de impresión se realizó en Alcalá (cuyo nombre en latín era Complutum) y de ahí el nombre de Biblia Políglota Complutense.

Pero dado que la Biblia Complutense era una Biblia Católica, su 'publicación' tuvo que esperar por la aprobación del Papa León X, por lo cual no salió a la luz hasta 1522. Para ese entonces el intelectual y erudito neerlandés Desiderius Erasmus (Erasmo de Róterdam) ya había publicado una edición del Nuevo Testamento en griego, y por eso Erasmo recibe el crédito histórico del primer Nuevo Testamento publicado en griego en 1516, llamado Textus Receptus (Texto Recibido, en latín).

 

Traducciones Modernas

El Textus Receptus creado por Erasmo es un texto ecléctico, es decir, una reconstrucción basada en cinco o seis copias de manuscritos del Nuevo Testamento de categoría Bizantina en griego, datadas del siglo doce. Este fue el texto que sirvió de base para varias famosas traducciones vernaculares de la Biblia Cristiana, como la Biblia de Reina-Valera en español, la de King James en inglés (Biblia del Rey Jacobo), la de Lutero en alemán, la de Louis Segond en francés, etc.

De esta forma el Textus Receptus se convirtió en el texto griego dominante por doscientos ciencuenta años, hasta que Westcott y Hort publicaron su libro titulado The New Testament in the Original Greek en 1881; una 'crítica textual' del Nuevo Testamento a partir del análisis de los más antiguos manuscritos griegos de categoría Alejandrina en existencia, el cual favoreció los Codex Vaticanus y Sinaiticus sobre el Textus Receptus. Por eso la mayoría de las traducciones modernas del Nuevo Testamento, como la Nueva Versión Internacional y la Nueva Biblia de las Américas, están basadas en un texto ecléctico griego que depende sobre todo del Codex Vaticanus; no del Textus Receptus.

En cuanto a traducciones al español, existen más de 20 versiones o traducciones reconocidas de La Biblia completa; siendo la llamada 'Biblia del Oso' la primera Biblia traducida integralmente al castellano en 1569. El nombre 'Biblia del Oso' se refiere al diseño de la portada donde aparece un oso que recuerda al Oso del Madroño; símbolo de Madrid. La Biblia del Oso fue una traducción preparada por Casiodoro de Reina en 1569, y revisada por Cipriano de Valera en la llamada 'Biblia del Cántaro' de 1602; de ahí el nombre moderno de Biblia de Reina-Valera. Una nota curiosa sobre los eruditos Reina y Valera es que ambos fueron monjes de la Orden Católica de San Jerónimo convertidos al protestantismo (7).

 


Papiros, Pergaminos y Códices: Las copias más antiguas

Desafortunadamente no poseemos ninguno de los escritos originales del Nuevo Testamento, y las copias más antiguas que tenemos son fragmentos que pueden haber tenido alteraciones, ya sean negligentes o intencionales. Tal es el caso de los llamados 'Papiros del Nuevo Testamento', que son las copias más antiguas que existen, aunque sean fragmentarias, y que se clasifician en varias categorías según los tipos de letra utilizadas (paleografía), como por ejemplo los de tipo Alejandrino, Bizantino y Siríaco.

 

Los papiros más famosos

Entre los más antiguos y más famosos papiros que existen están los de categoría Alejandrina. Por ejemplo los que se encuentran en la biblioteca John Rylands en Mánchester, Reino Unido (fechados entre el 125 y el 160), los Papiros Bodmer en la Biblioteca Bodmeriana de Suiza y en la Biblioteca Vaticana (fechados desde 175 al 225), y los de Chester Beatty en el Castillo de Dublín y en la Universidad de Míchigan (fechados en el siglo III).

Otros papiros famosos y controversiales son los Papiros de Oxirrinco (una antigua ciudad del Alto Egipto) que se encuentran en el Museo Ashmolean de la Universidad de Oxford (algunos donados al 'Museum of the Bible' en Washington D.C.), descubiertos desde 1897. Según se cuenta estos papiros fueron extraídos de máscaras de momias que los egipcios fabricaban con fragmentos de papiro reciclados. Los Papiros de Oxirrinco son un conjunto de aproximadamente medio millón de papiros, la mayoría de los cuales son documentos administrativos, contratos y cartas privadas, junto a algunos manuscritos sobre matemática, historia, música, teatro y poesía, y que además contienen algunos fragmentos del Nuevo Testamento, así como manuscritos del Antiguo Testamento, e incluso algunos documentos cristianos no canónicos; como algunos fragmentos del Evangelio de Tomas. Los fragmentos del Nuevo Testamento de los Papiros de Oxirrinco están fechados desde la segunda mitad del segundo siglo hasta el siglo quinto; siendo los más antiguos dos capítulos de Juan (Juan 18–19) y uno de Mateo (Mateo 21) fechados alrededor del 150 NE.

 

El papiro más importante: P75

El texto griego del Nuevo Testamento que se utiliza en nuestras traducciones modernas no se basa en un solo manuscrito. Es lo que llaman un texto ecléctico, una reconstrucción que se basa en lecturas de varios manuscritos antiguos diferentes. Pero el texto ecléctico griego depende en gran medida de un manuscrito en particular, el Codex Vaticanus del siglo IV -- ver sección sobre La Biblia Cristiana para más información sobre el Codex Vaticanus.

Hasta mediados del siglo veinte la mayoría de los críticos textuales del Nuevo Testamento creían que el texto preservado en el Codex Vaticanus era el resultado de una revisión editorial que tuvo lugar en el siglo IV. Sin embargo, en 1961 se encontró un códice de papiro con 51 páginas que contiene extensos fragmentos de los Evangelios de Lucas y Juan en griego (P75 para los especialistas) y que a menudo se le llama el papiro neotestamentario más importante descubierto hasta ahora porque fue fechado, sobre la base de su escritura, alrededor de 175-225 d.C., y su texto coincide muy de cerca con el del Codex Vaticanus, lo cual eleva la relevancia de este codex griego en particular al poner su posible 'fuente' a finales del segundo siglo o principios del tercero; un siglo antes de lo que inicialmente se pensaba.

Papiro P75 (Biblioteca Apostólica Vaticana)

El Papiro P75 originalmente perteneció a la Biblioteca Bodmeriana (propiedad del coleccionista suizo Martin Bodmer) y se le dio el nombre de Papiros Bodmerianos 14-15. Más recientemente, en el 2007, la Biblioteca Vaticana adquirió estos importantes papiros, ahora conocidos como P75.

 

La Prueba del Carbono-14: ¿Por qué casi nunca se utiliza?

La famosa prueba del carbono-14, o radiocarbono, es una herramienta muy útil en arqueología en general para datar restos orgánicos antiguos, y tambien se puede utilizar para estimar la edad del material en el cual se escribieron los manuscritos. Sin embargo esta prueba no está libre de incertidumbre y errores.

El principio físico del análisis del carbono-14 es que todos los seres vivos absorben de la atmósfera el isótopo de carbono radiactivo, el carbono-14, en una proporción determinada con respecto a los isótopos de carbono no radiactivos del dióxido de carbono como el carbono-12. Cuando los seres vivos mueren, el carbono-14 presente en el organismo comienza su proceso de desintegración radiactiva a un ritmo regular conocido, llamado Periodo de Semidesintegración (semivida); que es el tiempo necesario para que se desintegren la mitad de los núcleos de una muestra inicial de un radioisótopo (5,730 años en el caso del carbono-14).

Pero el problema práctico es que el nivel del carbono-14 en la atmósfera no es constante, y eso requiere estimados adicionales de la concentración de carbono-14 durante eras históricas pasadas, basándose por ejemplo en los anillos de los árboles de muestras de maderas de edades conocidas. Entonces, conociendo la proporción actual de los isótopos de carbonos, es posible calcular el tiempo cuando el organismo murió; o para ser más precisos, calcular los años transcurridos desde la muerte del ejemplar hasta el año 1950 (fecha elegida por convenio y por las severas anomalías causadas por los ensayos nucleares en la segunda mitad del siglo XX). No obstante, todo este procedimiento introduce errores en el análisis del carbono-14 que pueden ser hasta del 68% del valor estimado.

Además del hecho que muchas veces los papiros y pergaminos se reciclaban y se reescribían, ya que estos materiales podían resultar caros para las personas que copiaban estos documentos, y lo que realmente nos interesa saber es la fecha cuando se escribió originalmente, o cuando se copió o se tradujo un manuscrito dado; no la fecha del papiro o pergamino en el cual se escribió.

Y por eso siempre hay que hablar del 'nivel de confianza' de una fecha dada.

 

El reto de fechar los manuscritos

La tarea de fechar estos antiguos manuscritos puede ser todo un reto para los expertos, ya que el procedimiento depende de muchos factores que van desde poder encontrar en los documentos referencias a hechos históricos que se puedan corroborar de otras formas, en el mejor de los casos, o al menos poder encontrar un colofón o una nota del autor que tenga una fecha, hasta los menos confiables métodos de análisis de la caligrafía (paleografía). Todo esto sin contar otros problemas a tener en cuenta como la contaminación de la muestra, las condiciones físicas del descubrimiento, etc.

Por ejemplo, el pergamino llamado "Armonía Dura-Europos" es una 'armonía' o 'concordancia' de los evangelios, es decir, que contiene una combinación de los cuatro evangelios (Dura Pergamino 24, tipo Uncial, para los especialistas). Históricamente las armonías de los evangelios fueron compuestas por Taciano el Sirio, un escritor cristiano del siglo II. Dura-Europos a su vez era una ciudad siria helenística y romana a orillas del Éufrates; en la frontera del imperio romano. La Armonía Dura-Europos con bastante confianza se puede datar de antes del año 256 NE que es cuando la ciudad Dura-Europos fue saqueada; pero cuánto antes es debatible.

Por otro lado, el famoso fragmento del Evangelio de Juan de la Biblioteca Rylands (Papiro P52), un pequeño fragmento del tamaño de una tarjeta de crédito que a veces se promociona como el más antiguo manuscrito cristiano con una fecha de "aproximadamente 125 d.C.", en realidad solo está fechado por su letra, su caligrafía, el cual es un método muy poco confiable. De hecho el estilo de escritura utilizado en el papiro de Rylands persistió en el siglo III. Entonces, si bien el papiro de Rylands (y algunos otros papiros cristianos fragmentarios) pudiera ser tan antiguo como el pergamino Dura-Europos, en realidad eso no podemos saberlo con seguridad sin más pruebas.

Papiro P52 (Biblioteca de Rylands)

 

El problema de las copias de los manuscritos

Los manuscritos del Nuevo Testamento que han sobrevivido no son los originales, sino copias de copias hechas por escribas o por personas que al menos sabían leer y escribir, algunas de ellas siglos después que se escribieron los originales, a veces con errores de copia y edición, así como redacciones e interpolaciones posteriores; intencionales o accidentales.

El problema de los errores en las copias de los manuscritos, sean por negligencia o intencionales, era tan prevalente entre los copistas cristianos del segundo y tercer siglo que Orígenes de Alejandría, uno de los Padres de la Iglesia, se quejó abiertamente del problema en su obra Contra Celsum (248) escribiendo: "La diferencia entre los manuscritos se ha hecho tan grande, por negligencia de los copistas o por perversa audacia de otros; ellos ni siquiera comprueban los que se transcribió, y si acaso lo chequean, entonces hacen aún más adiciones o redacciones como les place".

Incluso en una página del Codex Vaticanus, una de las copias más antiguas de la Biblia Cristiana completa, hay una nota al margen donde se puede leer la siguiente protesta del editor contra el copista: "Tonto e ingenuo, deja la lectura anterior, no la cambies". Esa es la razón de las discrepancias que se han encontrado entre las copias más antiguas que existen (6).

Y por eso también en el libro del Apocalipsis el autor envía una 'maldición' contra los copistas 'perversos' cuando dice: "Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida" (Apocalipsis 22:18-19).

Escriba Medieval, Jean Miélot (Biblioteca Nacional de Francia)

 

Manuscritos del Mar Muerto

Los Manuscritos del Mar Muerto fueron descubiertos accidentalmente por pastores beduinos a finales de 1946 en una cueva en las cercanías de las ruinas de Qumrán. Posteriormente, hasta el año 1956, se encontraron manuscritos en un total de once cuevas de la misma región. El conjunto de manuscritos descubiertos en Qumrán incluye aproximadamente doscientas copias de todos los libros de la Biblia Hebrea, la mayoría muy fragmentadas. Además se han encontrado textos apócrifos del Antiguo Testamento, así como libros propios de la comunidad de Qumrán que produjo estos documentos, como reglamentos y oraciones propias, escritos en hebreo, arameo y griego.

Aparte de los papiros del Nuevo Testamento mencionados anteriormente, entre los Manuscritos del Mar Muerto (Qumrán Cueva 7) en 1972 se encontró un fragmento que se especula corresponde a dos versíulos de Marcos (Marcos 6:52-53) y que pudo haber sido depositado en dicha cueva en el año 70 NE, o un poco más tarde quizás. Esta es una especulación muy debatida entre los expertos, pero de ser cierta lo convertiría en el fragmento más antiguo de cualquier documento del Nuevo Testamento y hasta ahora el único de finales del primer siglo.

 


Problema Sinóptico: ¿Cuándo se escribieron los Evangelios?

El Problema Sinóptico se refiere a la perícopa de aproximadamente doscientos versículos que comparten los evangelios de Mateo y Lucas, los cuales coinciden casi literalmente, pero que no existen en el evangelio de Marcos; considerado el primero de los evangelios.

Dicho Problema Sinóptico también se relaciona con las llamadas Doble Tradición y Triple Tradición de los evangelios (ver sección sobre Relación entre los Evangelios Sinópticos más adelante) y con la posible existencia de la Fuente Q. Lo cual plantea varias preguntas, como por ejemplo: ¿Acaso Mateo y Lucas estaban copiando de otra fuente escrita que no se encuentra en el Nuevo Testamento? ¿O acaso los evangelistas se estaban copiando unos a otros, y entonces quién copió a quién? ¿Y si así fuera, entonces por qué cada evangelista tiene su propio material original que no se encuentra en ningún otro libro?

Este es un importante 'problema' que los eruditos deben 'resolver', o explicar de una manera razonable, porque como ha dicho un famoso teólogo, la solución que uno le dé al problema sinóptico influirá en la exégesis (interpretación), la crítica textual (crítica de redacción), además de afectar la búsqueda del Jesús histórico, la historia de la Iglesia primitiva e incluso el texto de los evangelios; como se explica a continuación.

Un hecho que muchas personas no conocen sobre la organización del Nuevo Testamento, y que influye de manera importante en el problema sinóptico, es que los libros no están en orden cronológico. Esto es importante porque los documentos más antiguos del Nuevo Testamento en realidad son las primeras seis epístolas de Pablo a las iglesias escritas entre el 50 y 60 NE, y la epístola de Santiago el Hermano de Jesús (también llamado Jacobo o James, en inglés). Y según varios estudiosos y eruditos, estas cartas que circulaban entre las primeras comunidades cristianas influenciaron en los evangelistas y autores que posteriormente escribieron sobre la vida de Jesús -- para más información sobre el apóstol Pablo y las epístolas paulinas ver nota sobre el Nuevo Testamento en Orden Cronológico.

En cuanto a las fechas, los autores y los lugares donde originalmente se escribieron los libros del Nuevo Testamento, hay que decir que este tema es debatible y debatido, y no existe una cronología que se pueda establecer con absoluta confianza desde el punto de vista histórico. No obstante, al menos en la actualidad existe un consenso entre los teólogos y euriditos contemporáneos; y es ese consenso el que utilizamos para las fechas en este blog.

 

Los Evangelios Sinópticos

Las primeras escrituras cristianas tenían diferentes características y diferentes propósitos, pero sus autores no eran historiadores en el sentido que lo entendemos hoy. Los autores de estas escrituras en realidad eran personas que vivían dentro de aquellas primeras comunidades cristianas, algunas de ellas en Asia Menor, o en Grecia, o en Roma, o en general fuera de la Palestina romana donde ocurrieron los hechos, y necesitaban comunicarse entre ellos en forma escrita. Por eso las primeras escrituras cristianas parecen ser una superposición de historia y teología dificil de separar. Además estos autores tenían diferentes audiencias para las cuales escribían, ya sean judíos o gentiles (griegos, romanos y no judíos en general) y de nuevo esto requería enfoques diferentes en las distintas narrativas.

Algunas escrituras, como los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, llamados 'evangelios sinópticos', son narrativas sobre la vida de Jesús que, como nos dice Lucas, tratan de "poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas" (Lucas 1:1). La razón por la que son llamados sinópticos es porque son muy similares en estructura, contenido y redacción, de forma tal que pueden colocarse fácilmente uno al lado del otro para proporcionar una comparación sinóptica de su contenido. Aunque cada evangelio tiene su propio material original que no existe en ningún otro; y de ahi viene el llamado Problema Sinóptico.

Problema Sinóptico: Mateo y Lucas a veces coinciden palabra por palabra, pero esa misma historia no aparece en Marcos

Otras escrituras tienen un carácter más bien de homilía o tesis teológica, como la tesis del Logos o Verbo Encarnado del Evangelio de Juan que establece que: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios" (Juan 1:1). O eran proclamaciones de fe cristiana: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16). O sencillamente eran documentos destinados a algunas de las primeras iglesias y comunidades cristianas, o a un grupo de seguidores de los apóstoles. Y por eso para los historiadores de las religiones es importante leer estas escrituras dentro del contexto histórico en el cual fueron escritas, tratando de separar historia y teología.

 

Tradición de la Iglesia sobre los Evangelistas

Es importante también mencionar que, de acuerdo a la mayoría de los expertos y eruditos, ninguno de los autores de los evangelios fue testigo presencial de los hechos que narran, y ninguno siquiera explícitamente declara haberlo sido.

Además ocurre que los autores de los evangelios no se identifican como para que sepamos con certeza quienes eran (sus nombres fueron dados por la tradición de la Iglesia), y en las pocas veces que cuentan algo sobre sí mismos, notamos que realmente ellos no fueron testigos presenciales de los eventos ocurridos durante la vida de Jesús, sino que más bien se están basando en un 'testimonio' de alguien que tampoco es identificado claramente, o en una tradición oral.

En realidad todos los evangelios son anónimos, o de autores desconocidos, y las primeras menciones de los nombres de los evangelistas vienen del apologista cristiano Justino Mártir durante el segundo siglo (120-150) cuando se refirió a "las memorias de los apóstoles", así como de Ireneo el obispo de Lyon en su obra Contra las herejías escrita alrededor del año 180 quien tambiém atribuye los evangelios a "los apóstoles" en general; y de esa forma comenzó la tradición de asociar los autores de los evangelios con nombres específicos de algunos apóstoles.

 

La Revuelta Judía

Para poder entender la historia de Israel a finales del primer siglo de Nuestra Era, así como el contexto histórico en el cual se escribieron los evangelios, hay que empezar por conocer algo sobre la historia de esta región bajo el Imperio Romano y qué pasó durante la Revuelta Judía y la Diáspora posterior.

Luego de la muerte de Alejandro Magno y el fin del imperio griego helénico en la región, hubo un corto período de cuasi-independencia gracias a la revuelta de los sacerdotes Macabeos en el 167 ANE. Sin embargo, las luchas internas entre los hermanos Macabeos provocó la eventual separación de la nación en dos reinos: El reino de Israel al norte con Samaria como su capital, y el reino de Judea al sur con Jerusalén como la capital.

Este debilitamiento del estado israelita permitió que el Imperio Romano conquistara toda la región en el año 63 ANE cuando el general Pompeyo capturó Jerusalén, lo cual convirtió el reino de Israel en un provincia romana regida por un Gobernador, pero manteniendo un rey de la dinastía local. De esa forma el rey Herodes el Grande (Herodes I, 72 – 4 o 1 ANE) mantiene el título de Rey de Judea; dado a su padre Antígono Matatías por Julio César y confirmado por el Senado. Herodes el Grande luego fue sucedido por su hijo Herodes Antipas (20 ANE – 39 NE) como Rey de los Judíos. Este es el contexto histórico en el cual nace Jesús de Nazaret.

Palestina bajo Herodes el Grande
(haz click para ampliar el mapa)


Entre los años 66 y 73 NE, varias décadas después de la muerte de Jesús, ocurrió la Revuelta Judía, la cual fue la primera de las tres principales rebeliones de los judíos de la provincia de Judea contra el Imperio Romano (guerras judeo-romanas). La campaña militar por parte de los romanos fue dirigida por el entonces general y luego emperador Tito Flavio Vespesiano (nombrado por Nerón) y terminó cuando las legiones romanas asediaron y destruyeron Jerusalén en el año 70, donde saquearon e incendiaron el Templo de Jerusalén y demolieron las principales fortalezas judías, especialmente Masada, en el año 73 -- ver nota sobre el Templo de Jerusalén más adelante.

Las guerras judeo-romanas, y en particular la Revuelta Judía que marca el fin del período del Segundo Templo, tuvieron un impacto dramático en los judíos, definiendo un antes y un después en la historia de Israel y causando la Diáspora, es decir, convirtiéndolos de una población importante en el Mediterráneo oriental a una minoría dispersa y perseguida. La derrota de la Revuelta Judía alteró la demografía y la cultura judía para siempre, ya que muchos de los rebeldes judíos fueron dispersados o vendidos como esclavos.

El historiador Flavio Josefo (nacido Yosef ben Matityahu), quien por cierto participó en la revuelta de parte de los judíos como gobernador militar de Galilea pero luego que la revuelta fue derrotada se convirtió en ciudadano romano, en su libro La Guerra de los Judíos afirma que más de un millón de personas murieron durante el asedio, 97 mil fueron capturados y esclavizados y muchos otros huyeron a áreas alrededor del Mediterráneo.

Como resultado de estas guerras los romanos literalmente borraron a Judea del mapa. De hecho a partir del segundo siglo de Nuestra Era, los romanos comenzaron a nombrar esta región en sus mapas como "Siria Palestina". La palabra Palestina fue una derivación en latín del nombre que los escritores griegos le habían dado a la tierra de los Filisteos -- contra quienes había luchado David al matar a Goliat según se cuenta en el Antiguo Testamento (1 Samuel 17). De esta forma el dominio judío en el sur de Levante desapareció totalmente y solo se recuperó a mediados de siglo XX, con la fundación del moderno estado de Israel en 1948.

 

Relación entre los Evangelios Sinópticos
Tradición Doble y Triple

El consenso actual entre la mayoría de teólogos y eruditos es que el primero de los evangelios fue el de Marcos, el cual fue escrito alrededor del año 70 de Nuestra Era dada la referencia a la destrucción del Templo de Jerusalén durante la Revuelta Judía (Marcos 13:2).

Poco después de la Revuelta Judía, entre los 80 y 90 NE, se escribieron los evangelios de Mateo y Lucas utilizando a Marcos como una de las fuentes (ver Teoría de la Dos Fuentes más adelante). A esta relación se le llama Triple Tradición. Aunque cada uno de los evangelios sinópticos tiene su propio material original como se muestra en el siguiente gráfico.

Relación entre los Evangelios Sinópticos

La Doble Tradición es el centro del llamado 'Problema Sinóptico' y se refiere a la perícopa de aproximadamente doscientos versículos que comparten Lucas y Mateo, los cuales prácticamente coinciden al pie de la letra, pero que sin embargo no existen en Marcos. Lo cual sugiere que tanto Lucas como Mateo posiblemente estaban utilizando otra fuente escrita; aparte de Marcos. A esa hipotética fuente escrita se le llama Q – ver Evangelio Q y Teoría de las Dos Fuentes más adelante.

 

El Evangelio según Marcos
El primero de los Evangelios Canónicos

Como ya se ha explicado anteriormente, el primero de los evangelios fue el de Marcos, el cual se estima que fue escrito alrededor del año 70 de Nuestra Era dada la referencia a la destrucción del Templo de Jerusalén durante la Revuelta Judía (Marcos 13:2). A esta hipótesis se le llama Prioridad Marcana. Con respecto a su autoría, según la tradición de la Iglesia, el evangelista debió haber sido Juan Marcos, quien es mencionado en el libro de Hechos de los Apóstoles como un acompañante del apóstol Pedro (Simón Pedro o Cefas) (Hechos 12:12) -- ver nota sobre los evangelistas para más información sobre los nombres dados por la tradición de la Iglesia a "las memorias de los apóstoles".

El Evangelio de Marcos es una narrativa sobre la vida pública de Jesús, su ministerio, desde su bautismo por Juan el Bautista, hasta su muerte y el descubrimiento de la tumba vacía. Sin embargo este evangelio no tiene muchos de los dichos y enseñanzas (logias) que se pueden leer en Mateo y Lucas.

Jesús en el Evangelio de Marcos es un hombre de acción heroica, un exorcista, un sanador y hacedor de milagros; incluyendo el milagro cuando se dice que resucita a la hija de Jairo, curiosamente diciendo: "La niña no está muerta, sino duerme" (Marcos 5:21-43). Marcos al inicio nos presenta a Jesús como una persona de origen humilde, con varios hermanos y hermanas, posiblemente un carpintero de profesión; quien a su vez es un rabino o un sabio predicador de la ley, rechazado por su coterráneos (Marcos 6:3).

Jesús es también el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre (como él se llama a sí mismo), lo cual se manifiesta hacia el final del evangelio cuando es acusado de blasfemia y el sumo sacerdote le pregunta: "¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo" (Marcos 14:60-65).

Aunque la mayor parte del tiempo Jesús mantiene su identidad en secreto (el secreto mesiánico), ocultándola con parábolas de modo que incluso la mayoría de los discípulos no entienden, pero al menos Pedro sí lo reconoce como el Cristo: "Entonces él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy? Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo. Pero él les mandó que no dijesen esto de él a ninguno" (Marcos 8:29-30). Todo esto de acuerdo con las profecías sobre el Mesías y el Hijo del Hombre.

También es notable que la primera y mas confiable versión del manuscrito del Evangelio de Marcos (la versión original según los Padres de la Iglesia Eusebio y Jerónimo, que existe en los Codex Sinaiticus y Codex Vaticanus) termina en el versículo 16:8 con una linea en blanco y la frase "kata Markon" (según Marcos) sin mencionar la resurrección de Jesús ni sus apariciones posteriores -- a diferencia de Lucas, Mateo y Juan, que sí cuentan abundantes detalles sobre las apariciones en el camino de Emaús y en Galilea (Lucas 24; Mateo 28; Juan 21) y en los eventos del Pentecostés (Hechos 2). Por eso se sabe que los versículos 16:9-20 sobre la resurrección y la 'Gran Comisión' fueron añadidos posteriormente para darle al evangelio de Marcos un final más satisfactorio (2).

Kata Markon: Colofón de Marcos 16:8 en Codex Vaticanus

 

Evangelio de Mateo

El Evangelio de Mateo es el primero que aparece en el Nuevo Testamento, aunque cronológicamente no sea el primero que se escribió (el primero fue el de Marcos como ya se explicó), pero hay una buena razón para eso, y es que el objetivo de Mateo es demostrarle a los judíos que Jesús era efectivamente el Mesías de Israel que tanto habían esperado, a través de las múltiples profecías del Antiguo Testamento que son citadas como cumplidas por Jesús, pero al ser Jesús rechazado y ejecutado, ahora se convierte en la salvación de los gentiles. Además, la naturaleza divina de Jesús es un tema importante en Mateo, y es el elemento crucial que separaba a los primeros cristianos de sus compañeros judíos.

Según la tradición de la Iglesia, Mateo el Evangelista (San Mateo) era uno de los doce apóstoles, a veces llamado Leví en los evangelios, hijo de Alfeo o Cleofás, publicano y recaudador de impuestos en Cafarnaúm (Mateo 9:9, Marcos 2:14, Lucas 5:27-29). Según Eusebio de Cesarea, Mateo predicó durante quince años en Judea, donde escribió su Evangelio hacia el año 80.

También el Evangelio de Mateo es notable por el debate que existe entre los expertos sobre el idioma en que se se supone se escribieron los evangelios originales; que lamentablemente no existen. Según se explica en el capítulo anterior sobre la Biblia Cristiana, las copias más antiguas que tenemos de los evangelios canónicos fueron escritas (y copiadas) en griego; dialecto koiné -- el dialecto 'común' del período helenístico. Sin embargo varios historiadores de la Iglesia, y varios eruditos modernos, han sugerido que el Evangelio de Mateo, que es el que tiene más referencias a las tradiciones del judaísmo y por eso era el favorito entre los cristianos de origen judío, pudo haber sido escrito en arameo (según el historiador Papías de Hierápolis) o en hebreo (según Ireneo, Orígenes, Eusebio y Jerónimo); considerando que casi todo el Antiguo Testamento se escribió en hebreo, con algunas partes en arameo. El hebreo y el arameo son dos lenguas semíticas hermanas que se hablaban en el antiguo reino de Israel, donde el hebreo predominaba en el sur (en Jerusalén y en el territorio de Judá) mientras que el arameo se hablaba en el norte (en Samaria y Galilea); y por eso también se cree que Jesús posiblemente hablaba en arameo.

La cuestión de las diferencias entre el idioma original en que se escribió un documento versus sus traducciones posteriores es importante, e incluso puede tener consecuencias teológicas. Tal es el caso de algunas diferencias que existen entre la Biblia Hebrea y su traducción al griego del Antiguo Testamento de la Septuaginta. Un ejemplo notable lo vemos en la famosa profecía de Isaías sobre la "mujer joven" (Isaías 7:14) que fue traducida y citada por Mateo como "virgen" (Mateo 1:23) -- para más información ver 'La profecía de la Inmaculada Concepción' en la sección de Profecías del Antiguo Testamento sobre el Mesías.

Aunque hay que decir que la posible existencia de evangelios en arameo o en hebreo es solo una hipótesis y hasta ahora no se han encontrado tales versiones. Las copias más antiguas de los evangelios continúan siendo las que existen en griego; dialecto koiné.

 

Evangelio de Lucas

El Evangelio de Lucas tiene la particularidad de ser el único en el cual su autor cuenta algo de sí mismo, aunque tampoco nos dice su nombre. Según la tradición de la Iglesia (y de acuerdo con el Fragmento Muratoriano y la epístola a los Colosenses 4:14) el autor, Lucas de Antioquía (San Lucas Evangelista), debió haber sido un médico griego que vivió en Antioquía, o quizás un judío helenista acompañante de Pablo. Lucas también es considerado el autor del libro Hechos de los Apóstoles, el cual fue escrito con algunos pasajes en primera persona del plural (los llamados pasajes del tipo "nosotros" del libro de Hechos), y con lo cual su contribución total es prácticamente un cuarto de los textos del Nuevo Testamento.

Un punto de interés sobre la autoría del Evangelio de Lucas se puede leer en la 'dedicatoria a Teófilo' al principio del evangelio, donde el autor declara su objectivo de contar la historia, escribiendo: "Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra" (Lucas 1:1-2). Sin embargo Lucas no nos dice el nombre de esos 'ministros de la palabra' quienes fueron sus fuentes. Y resulta también interesante saber a través de Lucas que habían muchos otros que estaban tratando de hacer lo mismo; aunque no sepamos nada sobre quienes eran esos otros, y lamentablemente quizás ya nunca podamos llegar a saberlo si esas otras escrituras se han perdido para siempre en el tiempo.

San Lucas Evangelista (Evangelios de Carlomagno, Abadía de San Ricario)

La narrativa de Lucas (mi favorita entre los evangelios sinópticos) resulta ser bastante similar a la de Mateo, y de ahí viene la llamada Doble Tradición de los Evangelios que soporta la Teoría de las Dos Fuentes. Aunque con la diferencia que Lucas, siendo un escritor gentil, no pone el mismo énfasis que Mateo en las tradiciones del judaísmo y las profecías sobre el Mesías. Por otro lado, aunque los evangelistas no eran historiadores en el sentido que lo entendemos hoy, al menos el autor del Evangelio de Lucas parece tener cierta motivación hacia el testimonio histórico, ofreciendo algunos detalles sobre el nacimiento y la cronología de Jesús que en principio permiten ser corroborados (o no) con otras fuentes históricas.

 

Evangelio de Juan

Por su parte el Evangelio de Juan se editó mucho más tarde (alrededor del año 100 NE o más tarde aún) con un enfoque de tesis teológica sobre la divinidad de Jesucristo (La Tesis del Logos o Verbo Encarnado); y por eso es tan diferente a los tres evangelios sinópticos anteriores.

Las diferencias del Evangelio de Juan comparado con los evangelios sinópticos se pueden observar en el concepto de la preexistencia del Logos/Verbo antes de la encarnación de Jesús de Nazaret (Juan 1:1), así como en las historias y los milagros que cuenta (como la resurrección de Lázaro que no se encuentra en los sinópticos), en la ausencia de exorcismos, y en las referencias al "Discípulo Amado". Como también por el estilo literario que utiliza (más reflexivo que descriptivo) con largos diálogos (en lugar de cortos proverbios).

También notables y singulares en Juan son las referencias a la 'vida eterna', más que al 'reino de los cielos', (Juan 3:16; 17:3; 20:31), y los versículos "Yo soy" con títulos de divinidad que no se encuentran en los evangelios sinópticos ni en la fuente Q, como por ejemplo: Yo soy la resurrección y la vida, el pan de vida, la luz del mundo, la puerta de salvación, el camino y la verdad, etc. (Juan 6:35; 8:12; 10:9; 11:25; 14:6; 15:1; 8:58).

El Evangelio de Juan además contiene algunas famosas frases que resumen su teología y que se convirtieron en importantes dogmas de fe cristiana. Por ejemplo, la referencia al "Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29; 1:36), y la referencia al Hijo único de Dios, afirmando: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).

Por cierto, otra famosa historia que se cuenta en el Evangelio de Juan, pero que no aparece en los códices más antiguos, es ese conocido pasaje sobre la mujer adúltera, donde Jesús dice: "El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella" (Juan 7:53-8:11). Lo cual plantea un dilema. Dado que no tenemos los originales del Nuevo Testamento, uno se pregunta si una historia sobre Jesús que no aparece en las copias más antiguas que tenemos, debería o no ser considerada parte de la Biblia. No todo el mundo va a responder esta pregunta de la misma forma, pero para la mayoría de los eruditos y expertos la respuesta es que no.

Otro misterio sobre los autores y las fuentes de los evangelios es el de las varias referencias que existen en el Evangelio de Juan sobre al discípulo a quien Jesús amaba, también conocido como el "Discípulo Amado" (Juan 20:2; 21:24; 13:23-25; 19:26-27; 20:1-10; 21:1-25; 21:20-23) en cuyo testimonio se supone se basa el evangelio, sin embargo el evangelista no lo nombra explícitamente, y tampoco su nombre aparece en los otros evangelios canónicos.

Una posible explicación sobre por qué el Evangelio de Juan es tan diferente a los sinópticos es que Juan utilizó una fuente adicional llamada 'Evangelio de los Signos'. La hipótesis del Evangelio de los Signos fue propuesta por el teólogo luterano alemán Rudolf Bultmann en 1941. Incluso se especula que el Evangelio de los Signos fue escrito inicialmente por el "Discípulo Amado" que tantas veces aparece mencionado en el Evangelio de Juan, pero este discípulo murió inesperadamente, por lo cual fue necesario escribir una versión revisada de esta tradición. Esta hipótesis cobra peso al considerar que existen al menos dos estilos literarios diferentes en el Evangelio de Juan, según han sido identificados por el erudito Robert Fortna, miembro del "Jesus Seminar". Y es esa tradición revisada del Evangelio de los Signos la que ha llegado a nosotros como el Evangelio de Juan.

Pero entonces uno se pregunta, quién fue el "Discípulo Amado" en realidad.

En la pintura mural La última cena de Leonardo da Vinci, ejecutada entre 1495 y 1498, el "Discípulo Amado" es representado en la figura que aparece a la derecha de Jesucristo, y sobre el cual se ha especulado mucho. La tradición de la Iglesia es que este "Discípulo Amado" pudo haber sido el apóstol Juan, mientras que algunos especulan que pudo haber sido Maria Madgalena; según se sugiere en la novela 'El Código de Da Vinci' de Dan Brown.

La última cena (Leonardo Da Vinci)

Sin embargo, lo que parece más probable y tiene más sentido es que el "Discípulo Amado" era Santiago (Jacobo) el hermano menor de Jesús, mencionado por el historiador Josefo (2); a quien durante la crucifixión Jesús le confía el cuidado de María, la madre de ambos. Ya que según nos cuenta Juan el Evangelista: "Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre" (Juan 19:25-27).

 

Los Evangelios Apócrifos

También vale la pena aclarar algo sobre la semántica utilizada con relación a los evangelios canónicos o apócrifos. La palabra "apócrifo" viene del idioma griego y significa "oscuro" o "escondido" por lo cual en general tenía un sentido peyorativo. Aunque algunos Padres de la Iglesia la utilizaban para decir que los documentos no eran de "inspiración divina" y por tanto no debían pertenecer al canon oficial del Nuevo Testamento. Y también a veces la palabra apócrifo se entendió como sinónimo de espurio o ilegítimo; falsificado en nombre de otra persona. Por otra parte la palabra "gnóstico" se refiere a un grupo o secta cristiana a principios del segundo siglo de nuestra era, autores de varias escrituras y evangelios escritos en griego que luego fueron traducidas al idioma copto en Egipto, quienes más tarde fueron considerados "heréticos" por la ortodoxia eclesiástica romana.

Entonces todos los evangelios gnósticos fueron considerados apócrifos (3), pero además hay otros evangelios apócrifos que no son gnósticos. Por ejemplo, los llamados 'protoevangelios' (infancy gospels, en inglés) sobre la infancia de Jesús y los nombres de los Reyes Magos (Melchor, Gaspar y Baltasar) que no aparecen en los canónicos, los 'evangelios judeocristianos' citados por los Padres de la Iglesia, los 'evangelios medievales' como el Evangelio de Nicodemo y las Actas de Pilato, son apócrifos pero no son gnósticos en su origen -- ver blog de Los Evangelios Perdidos para más información sobre quiénes eran los gnósticos.

De entre los Evangelios Gnósticos el más relevante es el Evangelio de Tomás, también llamado 'Evangelio de los Dichos de Jesús' o 'el quinto evangelio', dada su relación con los cuatro evangelios canónicos. La razón es que el texto del Evangelio de Tomás contiene 114 dichos o logias (que siempre comienzan con la frase "Y Jesús dijo") muchos de los cuales también se pueden encontrar de alguna forma en los evangelios de Mateo y Lucas. Y por eso los expertos lo consideran como un argumento adicional a favor de la existencia del hipotético Evangelio Q.

El Evangelio de Nicodemo es un caso interesante entre los apócrifos, porque narra detalles sobre la pasión, la crucifixión y la resurrección de Jesús, incluyendo su descenso a los infiernos antes de ascender al cielo, así como la historia del velo de Verónica y la Santa Faz, que no se encuentran en los canónicos. Y porque a pesar de no ser canónico fue utilizado por algunas iglesias durante mucho tiempo. Nicodemo, por cierto, es el nombre del fariseo miembro del Sanedrín, mencionado en el Evangelio de Juan, quien visita a Jesús durante la noche para discutir algunas de sus enseñanzas, como esa intrigante afirmación sobre tener que nacer de nuevo: "De cierto, de cierto os digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios" (Juan 3:1-21), y quien luego también aparece durante la crucifixión para ayudar a José de Arimatea (quien se especula era tío de María, madre de Jesús) a preparar y sepultar el cuerpo de Jesús (Juan 19:39–42). Pero obviamente eso no significa que este Nicodemo haya sido el autor del evangelio que lleva su nombre; por eso es considerado apócrifo.

Otro de los evangelios apócrifos que es frecuentemente citado por los expertos es el Evangelio de los Hebreos, el cual fue un evangelio judeocristiano, posiblemente escrito en griego, que sobrevive gracias a las citas de los Padres de la Iglesia (Ireneo de Lyon, Clemente de Alejandría, Orígenes, Eusebio de Cesarea, Jerónimo, etc.) que incluyen fragmentos del texto original. El Evangelio de los Hebreos es singular por su cristología que se basa en la creencia de que el Espíritu Santo es la madre divina de Jesús y que la primera aparición de la resurrección fue a Santiago (Jacobo) el hermano de Jesús, mostrando un gran respeto por Santiago/Jacobo como el líder de la iglesia judeocristiana en Jerusalén.

 


El Evangelio Q y La Teoría de las Dos Fuentes

Técnicamente el Evangelio Q (Quelle, que significa 'fuente' en alemán) (5) consistiría en las enseñanzas o dichos de Jesús que aparecen en los evangelios canónicos de Mateo y Lucas, y en el evangelio gnóstico de Tomás, pero que no se encuentran en el evangelio de Marcos que es el más antiguo de los canónicos.

La Teoría de las Dos Fuentes básicamente plantea que "las enseñanzas" del Evangelio Q (de alrededor del año 50 NE) se combinaron con la "historia" de la narrativa del Evangelio de Marcos (fechado en el 70 NE) y se utilizaron como fuentes para los evangelios sinópticos posteriores: el Evangelio de Mateo (85 NE) y el Evangelio de Lucas (95 NE); tal y como se muestra en el gráfico más adelante.

La Hipótesis de las Dos Fuentes (2SH) comenzó en 1838 con los filósofos y teólogos alemanes Christian Hermann Weisse y Heinrich Julius Holtzmann, siendo finalmente enunciada como teoría para resolver el 'problema sinóptico' por el erudito bíblico británico B. H. Streeter en 1924 -- ver nota sobre el Problema Sinóptico.

Históricamente el primero que intentó de alguna forma resolver el problema sinóptico fue Papías de Hierápolis en el siglo II. Papías fue uno de los Padres de la Iglesia o Padres Apostólicos (los primeros teólogos cristianos) contemporáneo de Policarpo de Esmirna, Justino Mártir y Marción de Sinope. Papías escribió un tratado en cinco libros titulado Explicación de los dichos del Señor hacia el año 130, considerada una de las primeras exégesis (interpretación) de los dichos (logias) de Jesús de Nazaret. Pero lamentablemente su obra se perdió en el tiempo, excepto por algunos extractos citados por Ireneo de Lyon (180) y Eusebio de Cesarea (320). De todas formas los expertos reconocen el aporte de Papías y a menudo se refieren a la hipótesis combinada Q+/Papias como solución al problema sinóptico.

 

Reconstrucción de Q

El Evangelio Q (de "Quelle", que significa "Fuente" en alemán) se define como el conjunto de dichos de Jesús que se encuentran en los evangelios de Mateo y Lucas, pero que no se encuentran en el evangelio de Marcos que es el más antiguo de los sinópticos; según la Teoría de las Dos Fuentes, como se muestra en el siguiente diagrama.

Teoría de las Dos Fuentes: Marcos y Q como fuentes de los Evangelios

 

Enseñanzas de Jesús

El Evangelio Q se puede reconstruir, al menos en principio, lo cual por cierto ya se ha hecho, resultando entonces que Q incluye algunas de las más conocidas enseñanzas de Jesús, a través de dichos y parábolas, que a su vez ejemplifican las más elevadas leyes éticas y morales que Jesucristo nos invita a seguir, como por ejemplo:
  • La Regla de Oro: "Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas" (Mateo 7:12; Lucas 6:31).

  • La Oración del Padre Nuestro: La versión según Lucas (Lucas 11:1-4) o según Mateo que al final añade "porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por los siglos de los siglos. Amén" (Mateo 6:9-15).

  • El Sermón del Monte: Las bienaventuranzas (bendiciones) que ensenó Jesús cuando "Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo: Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos ...", incluyendo nueve bienaventuranzas (Mateo 5:1-12; Lucas 6:20-23).

  • El juzgar a los demás: "No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados"; "Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido" (Lucas 6.37-38; Mateo 71-2).

  • La puerta estrecha: "Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán" (Lucas 13:24; Mateo 7:13) y entonces "Allí será el llanto y el crujir de dientes" (Lucas 13:28; Mateo 7:21-23) para los que no puedan entrar.

  • La prueba de la buena persona: "Por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7:15-20; Lucas 6.43-44).

  • Derogando la Ley del Talión: "Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra" (Mateo 5:38-48; Lucas 6:27-36).

  • El amor a tus enemigos: "Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos" (Lucas 6:35; Mateo 5:44-48).

  • Dios y las Riquezas: "Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas" (Mateo 6:24; Lucas 16:13).

  • Las Parábolas: La parábola de los talentos, la parábola de la oveja perdida, la parábola de la mota y la viga, la parábola de los dos constructores, la parábola del ciego conduciendo al ciego, la parábola de la levadura y la semilla de mostaza, y otras.

 

La Regla de Oro: La Ley y Los Profetas

La Regla de Oro es universal e históricamente ha sido enunciada como una regla de conducta moral, o una ley metafísica, o una expresión de Justicia Divina, por diferentes filósofos en diferentes tiempos y en diferentes formas. En la historia europea específicamente se pueden encontrar referencias a la Regla de Oro desde los tiempos de los filósofos griegos clásicos como Tales de Mileto ("evita hacer lo que tú culparías a otros por hacer"), Sócrates ("¿acaso tienes miedo de verte mal si tratas bien a tu hermano antes de que él te trate bien a tí?") y Platón ("debo hacer a los demás como quisiera que me hicieran a mí").

El mismo principio, con otras palabras, también aparece en la filosofía del Estoicismo, muchos de cuyos seguidores se unieron e influenciaron el movimiento cristiano desde sus inicios, e incluso debatieron sobre filosofía con el apóstol Pablo en Atenas (Hechos 17:16-34). Esto lo vemos por ejemplo en Séneca el Joven ("trata a tus inferiores como tú quisieras que te trataran tus superiores") y en las Meditaciones del emperador Marco Aurelio ("ve que nunca sientas hacia los misántropos como esa gente siente hacia la raza humana").

Muchos de los mandamientos de las religiones de alguna manera reflejan este principio, como si fuera una especie de 'factor común' que existe en todas las grandes religiones del mundo; como se muestra en la imagen a continuación.

La Regla de Oro (The Golden Rule) en varias religiones

En el judaísmo en particular esto lo encontramos de alguna forma en los Diez Mandamientos (Éxodo 20:1-17; Deuteronomio 5:1-21), en las leyes del Levítico (Levítico 19:18), en el libro de Tobías cuando dice "lo que no te gusta que te hagan, no se lo hagas a los demás" (Tobías 4:15), así como en el Talmud cuando cita al eminente rabino Hilel el Anciano diciendo "lo que es odioso para ti, no lo hagas a tu prójimo: esta es toda la Torá; el resto es comentario; ve y aprende".

Indirectamente, como si fuera una ley de causa y efecto, también ese mismo principio lo podemos encontrar en ese famoso aforismo sobre 'cosechar lo que se siembra'; como cuando se dice: "Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará" (Gálatas 6:7).

No obstante, es importante notar que en el cristianismo la Regla de Oro, es decir, 'La Ley y Los Profetas' del Nuevo Testamento (Evangelio Q) es enunciada por Jesucristo en una forma positiva, como una llamada a la acción o una invitación a actuar y hacer el bien al prójimo; a diferencia de la forma negativa como los mandamientos de prohibición en otras religiones. Y ese detalle es importante.

 

El Gran Mandamiento

La Regla de Oro también se relaciona con el Gran Mandamiento que enseñó Jesús, cuando respondiendo a un fariseo "Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas".

No obstante la clara relación entre la Regla de Oro y el Gran Mandamiento, este 'mandamiento' normalmente no se incluye como parte de Q. La razón es que el Gran Mandamiento en realidad pertenece a la Triple Tradición, es decir, que es una de las enseñanzas que existe en los tres evangelios sinópticos (Marcos 12:28-34; Mateo 22:34-40; Lucas 10:25-28). Mientras que Q por definición se refiere a las enseñanzas de Jesús que existen en Mateo y Lucas, pero no en Marcos (Doble Tradición).

La expresión "la ley y los profetas" que Jesús menciona varias veces se refiere a las dos divisiones principales del Antiguo Testamento. La Ley, o Ley de Moisés, consta de los primeros cinco libros del Antiguo Testamento, conocidos como la Torá en hebreo y el Pentateuco en griego. Los Profetas consta de varios libros agrupados en diferentes arreglos de acuerdo con la tradición judía o cristiana. Y por eso Jesús dice: "Como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas" (Mateo 7:12; Lucas 6:31).

 

Ley del Talión: La otra mejilla y la milla extra

La Ley del Talión es un elemento central de la ley mosaica en el judaísmo (Éxodo 21:23-25; Levítico 24:18-20; Deuteronomio 19-21) que proviene del llamado "principio de reciprocidad exacta" del Código de Hammurabi (Babilonia, siglo XVIII a. C.). Sin embargo, Jesús lo deja sin efecto a raíz del Sermón del Monte.

En lugar del "ojo por ojo, diente por diente" de la Ley del Talión, Jesús nos enseña y nos invita a seguir el "principio del perdón" y el "amor a nuestros enemigos". Lo cual se relaciona con otras famosos dichos pacifistas de Jesús como el de poner la otra mejilla: "Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues" (Lucas 6:29; Mateo 5:39) o el de ir una milla extra: "Y cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos" (Mateo 5:41).

Estas revolucionarias enseñanzas de Jesús tomadas literalmente resultan contra-intuitivas y hasta contra-producentes en muchos casos, ya que si no resistimos al mal, entonces cómo podremos sobrevivir en este mundo tan violento. ¿O acaso esa actitud exageradamente pacifista no permitiría el destructivo triunfo del mal en el mundo? ¿Y qué pasa entonces con la Justicia Divina? Estas son preguntas que en nuestra opinión solo tienen sentido en el contexto de las otras enseñanzas de Jesús sobre la Vida Eterna, es decir, la vida en el mundo futuro o la pluralidad de existencias, así como la Regla de Oro y la ley de causa y efecto que aplica en esos casos.

 

El Camello y el Ojo de la Aguja

Las enseñanzas de Jesús sobre Dios y el 'señor del dinero' (traducido como Mamón en algunas versiones de la Biblia), y la imposibilidad de servir a dos señores a la vez (Mateo 6:24; Lucas 16:13), se relaciona con otros famosos dichos de Jesús sobre las riquezas materiales, como la bienaventuranza (bendiciones) a los pobres: "Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios" (Lucas 6:20; Mateo 5:3).


Esta idea también aparece en la famosa metáfora sobre el camello y el ojo de la aguja, que tiene un tono un tanto irónico o hiperbólico en su traducción al griego: "Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios" (Lucas 18:25; Mateo 19:24; Marcos 10:25). Sin embargo la palabra gamla en arameo, traducida al griego como camello, en realidad significa 'pelo de camello' o una cuerda construida con este material. Es decir, que posiblemente Jesús no estaba diciendo que es imposible para los ricos entrar al Cielo, pero sí que sería muy difícil dadas las tentaciones terrenales del dios de las riquezas y el dinero, Mamón.

 

Posible conexión de Q con los Esenios

En tiempos de Jesús de Nazaret existían varios grupos religiosos, algunos mencionados en el Nuevo Testamento, como por ejemplo: Fariseos, Saduceos, Zelotas y Esenios; llamados "hijos de luz" en el Evangelio de Lucas (Lucas 16:8–9).

Los Esenios fueron una pacífica comunidad de ascetas judíos que existió desde el 150 ANE hasta el 70 NE, llamada "Comunidad de Qumrán" dada la vida monástica que este grupo llevaba en dichas cuevas, cuya historia se conoce en parte a través de Plinio el Viejo en su obra Historia Natural escrita en el 77 NE, así como a través de algunas referencias de Josefo, y en los Manuscritos del Mar Muerto descubiertos accidentalmente por pastores beduinos a finales de 1946 en una cueva en las cercanías de las ruinas de Qumrán.

El primer erudito que afirmó que Jesús fue un Esenio fue Johann Georg Wachter en su obra "De primordiis christianae religionis" (1713). Esta relación él la estableció debido a varios puntos comunes:

• El aprecio por la Ley de Moisés y el deseo de cumplirla en su mejor sentido.
• La tensión escatológica o espera del fin inminente del mundo.
• El desprecio de la riqueza material como un obstáculo para alcanzar el Reino de Dios.
• La invocación de Dios como Abba ("Padre", en arameo)
• La utilización de un gremio de doce personas en representación de las doce tribus de Israel.
• La convicción de que lo vaticinado por los profetas se está cumpliendo en el presente.
• La doctrina de los dos caminos (Mateo 7: 13-14 – Regla de la comunidad, 3.20-21)
• El distanciamiento de los ritos y prácticas religiosas del Templo.

No obstante todo lo anterior, hoy en día se debate si Jesús estuvo más cerca del fariseísmo que de los Esenios. La principal divergencia entre el pensamiento de Jesús y los Esenios está en la idea del Reino de Dios, la cual es central en la predicación de Jesús de Nazaret. Sin embargo, las ideas sobre el Reino de los Cielo desempeñan un escaso papel en los documentos de Qumrán, ya que siendo los Esenios una secta dentro del judaísmo tradicional, ellos ponían el énfasis en el comportamiento moral durante la vida terrenal, aquí y ahora, más que en cualquier concepto de la vida futura en el Reino de los Cielos.

Otra posible discrepancia se puede leer en la parábola del mayordomo en el Evangelio de Lucas, "porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz", en referencia a los Esenios (Lucas 16:8–9).

Mi teoría personal es que la conexión de Jesús con los Esenios no es directa, sino que ocurre a través de Juan el Bautista, quien posiblemente perteneció o conoció sobre esta comunidad y sus enseñanzas.

Y de ahí viene la relación entre el Evangelio Q y los Esenios, posiblemente a través de la historia sobre el Maestro de Justicia (Teacher of Righteousness, en inglés), de quien se habla en los Manuscritos del Mar Muerto. Por ejemplo, en uno de estos manuscritos, el llamado Documento de Damasco, se puede leer que: "Dios crió para ellos un Maestro de Justicia para guiarlos en el camino de Su corazón", lo cual sugiere la existencia de un Maestro cuya historia tiene marcados paralelos con la de Jesús (como por ejemplo que el Maestro de Justicia al final fue traicionado por uno de sus discípulos) y cuyas enseñanzas deben haber sido mantenidas y transmitidas por los Esenios.

 


El Nuevo Testamento en Orden Cronológico

El estudio del Nuevo Testamento en orden cronológico, conjuntamente con otros documentos de carácter histórico o religioso de aquellos tiempos, como la Didache ('Las Enseñanzas de los Doce Apóstoles' encontradas en Constantinopla en 1873) y el estudio de la Patrística (los escritos de los Padres de la Iglesia como Orígenes de Alejandría, Clemente de Alejandría, Eusebio de Cesarea y Jerónimo de Estridón) nos dan una excelente oportunidad para poder entender el desarrollo del cristianismo primitivo, porque nos muestra como 'la buena nueva' se extendió entre las primeras comunidades cristianas a través de las cartas de Pablo (2) y otros apóstoles, desde antes que se escribieran los evangelios (canónicos o apócrifos), y como estos documentos no fueron la fuente del movimiento cristiano sino el producto de las primeras iglesias.

 

El cristianismo romano versus el cristianismo judío

Entre los principales apóstoles del cristianismo, después de la muerte de Jesús, existieron debates de carácter teológico, pero más importante aun fueron los debates alrededor de la cuestión de si los romanos y gentiles que se convertían al cristianismo deberían seguir las tradiciones judías de la Torá o Pentateucu (incluyendo la circumcisión y las reglas dietéticas) o no (Hechos 15:2; 21:18-40). Estos debates resultaron ser estratégicos para el futuro del cristianismo, con Pablo y Pedro defendiendo la posición del 'cristianismo romano' donde los nuevos cristianos no estaban obligados a seguir las tradiciones y leyes judías. Mientras que Santiago el hermano de Jesús (también llamado Jacobo o Santiago el Justo), líder de la iglesia en Jerusalén, argumentaba a favor del 'cristianismo judío'.

Pero cuando Santiago (Jacobo) fue acusado de blasfemia por los sacerdotes del Sanedrín (Anás II y Caifás) y fue condenado a muerte por lapidación en el año 62 NE, según cuentan Josefo y Eusebio, el movimiento del 'cristianismo judío' en Jerusalén sufrió una pérdida irremplazable. De esta forma Santiago (Jacobo) se convirtió de hecho en el primer mártir del cristianismo (Hechos 12:2), bajo otros nombres que le fueron dado posteriormente por los escribas de la Iglesia, como San Esteban (Protomártir) o Saint Stephen en inglés (2). Más aún, luego de la destrucción de Jerusalén durante la Revuelta Judía en el año 70 NE, este movimiento prácticamente desapareció. Esta es la razón por la que casi no tenemos records históricos de Santiago el hermano de Jesús, a diferencia del movimiento iniciado por Pablo y Pedro que se extendió por cuidades de Asia Menor, Grecia y finalmente Roma.

 

La Regla de Pablo para las Iglesias

La posición de Pablo con relación al debate anterior sobre los nuevos cristianos se puede resumir en la llamada 'Regla de Pablo' para todas las iglesias, la cual aparece en su primera epístola a los Corintios diciendo: "Como Dios llamó a cada uno, así cada uno haga; esto ordeno en todas las iglesias". Aclarando que: "La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios" (1 Corintios 7:17-19).

Pablo por cierto tenía 'doble ciudadanía', por así decirlo, ya que era ciudadano romano y había sido educado desde muy joven tanto en las tradiciones judías como romanas. Incluso algunos eruditos explican que de no haber sido por Pablo y su derogación de los requerimientos de la circuncisión y las leyes 'kosher' de los judíos, hubiera sido dificil que los romanos se convirtieran al cristianismo, ya que para los romanos la circuncisión era sinónimo de mutilación y además ellos eran muy liberales con relación a sus propias preferencias dietéticas.

 

Pablo, apóstol y primer evangelista

Otra cuestión importante para poder entender el desarrollo del cristianismo es la historia del apóstol Pablo y su influencia en los autores de los evangelios sinópticos. Según los expertos, dado que Pablo no era uno de los doce apóstoles originales y no conoció a Jesús en vida, cuando Pablo en sus epístolas habla de "mi evangelio" en realidad se está refiriendo a la "visión" o revelación personal que él recibió del Espíritu de Jesucristo en el camino a Damasco, donde aún siendo Saulo de Tarso, miembro de los Zelotes, perseguía a los primeros grupos de cristianos y "oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?", según se cuenta en Hechos de los Apóstoles (Hechos 9:4-5), no de ningún evangelio escrito hasta ese momento.

Conversión de Pablo en el Camino a Damasco (Caravaggio)

Esta experiencia mística de Pablo es lo que aparentemente le confiere autoridad sobre otros apóstoles que sí conocieron a Jesús en vida; autoridad que es reconocida entre sus discípulos y entre las primeras iglesias.

El propio Pablo lo explica cuando refiriéndose a su ministerio en su epístola a los Gálatas dice: "Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo" (Gálatas 1:11-12). Y también cuando nos narra su 'ascensión' al tercer cielo y al paraíso: "Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo" (2 Corintios 12:1-4).

No obstante, a pesar que Pablo no conoció a Jesús en vida y no fue uno de los doce apóstoles, su influencia en el desarrollo del cristianismo es enorme y decisiva, atribuyéndosele 14 de las 21 espístolas del Nuevo Testamento, por lo cual mucho de lo que sabemos sobre Jesucristo y sobre la doctrina del cristianismo primitivo es a través de las epístolas de Pablo en primer lugar; no en balde a veces le llaman el "apóstol trece".

Incluso según él mismo cuenta en la primera epístola a sus seguidores en Corinto sobre las apariciones de Jesucristo, él fue el apóstol "nacido fuera de tiempo" a quien individualmente se le apareció Cristo, después de Pedro y Santiago: "Se apareció a Cefas (Simón Pedro), y luego a los doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía, aunque algunos han muerto. Luego se apareció a Jacobo (Santiago), más tarde a todos los apóstoles, y, por último, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí" (1 Corintios 15:1-8).

 

Epístolas Paulinas

Las epístolas paulinas fueron una importante fuente de inspiración y referencia para las primeras comunidades cristianas, así como para los evangelistas e historiadores de la Iglesia; incluyendo explicaciones doctrinales que no se encuentran en los evangelios canónicos, como la naturaleza espiritual de la resurrección (1 Corintios 15:42-54; Filipenses 3:20-21), etc.

Pablo el Apóstol (Rembrandt)

El consenso entre los eruditos es que las primeras siete epístolas de Pablo en orden cronológico, nombradas según la iglesia o el destinatario a quien estaban dirigidas, fueron: 1 Tesalonicenses, Gálatas, 1 Corintios, 2 Corintios, Filipenses, Filemón, Romanos. Estas son consideradas las espístolas auténticas de Pablo.

El segundo grupo de epístolas, consideradas deuteropaulinas por los expertos, son: 2 Tesalonicenses, Colosenses, Efesios, 1 Timoteo, 2 Timoteo, Tito. Los principales argumentos que se utilizan para cuestionar la autoría paulina de algunos de estos escritos hacen referencia al estilo literario, al vocabulario empleado y a la doctrina, pues existen matices entre algunas de ellas.

Las epístolas paulinas además tienen otros problemas como escrituras originales. Por ejemplo algunas de las primeras cartas de Pablo al parecer fueron dictadas a un escriba, o posiblemente a Timoteo considerado coautor de algunas de ellas, en las cuales Pablo añade una frase de su propia mano en una letra diferente, para que fuera reconocida por sus lectores como una especie de firma; y por eso al final de la epístola de Pablo a los Gálatas se puede leer: "Mirad en cuán grandes letras os he escrito de mi mano" (Gálatas 6:11). Pero entonces uno se pregunta cómo fue ese dictado y cómo esas cartas eran copiadas, si era palabra por palabra o si los escribas y copistas tomaban la idea e interpolaban en el texto (6).

Además, según los expertos, algunas epístolas del Nuevo Testamento, como las llamadas epístolas pastorales y personales atribuídas a Pablo, son posteriores y posiblemente pseudográficas, en las cuales el nombre de Pablo fue utilizado como pseudónimo por alguno de sus discípulos para darle más autoridad a la epístola; después de la muerte de Pablo que se estima ocurrió entre el 64-67 d.C., a la edad de poco más de 60 años (2).

Otro ejemplo es la Epístola a los Hebreos, tradicionalmente atribuida a Pablo, sin embargo la autoría de esta epístola fue puesta en duda incluso por algunos Padres de la Iglesia, como el historiador Eusebio de Cesarea y el prolífico autor Tertuliano de Cartago; por lo cual hoy en día muchas iglesias la reconocen como anónima.

Pero dado que los documentos más antiguos que tenemos del Nuevo Testamento, las primeras epístolas de Pablo y la epístola de Santiago, no se escribieron hasta el año 50 o 60 NE (al menos dos décadas después de los eventos que se narran sobre la vida, muerte y resurrección de Jesús), debemos suponer entonces que las primeras comunidades cristianas conservaron y transmitieron estas preciadas enseñanzas en forma oral solamente. A no ser que existiera otra fuente escrita que no se encuentra en el Nuevo Testamento -- ver Evangelio Q para más información.

 


Escatología Cristiana según Jesús

Jesús predicó principalmente sobre el amor de Dios como Abba ("Padre", en arameo) y sobre el Reino de Dios, pero los eruditos están divididos sobre si se estaba refiriendo a un evento apocalíptico inminente o la transformación de la vida cotidiana.

No obstante, la mayoría de los eruditos bíblicos, desde Albert Schweitzer hasta ahora, sostienen que Jesús creía que el fin de la historia iba a venir dentro de su propia vida o durante la vida de sus contemporáneos. La evidencia de esta tesis se puede encontrar en las múltiples referencias al Hijo del Hombre y en otros versículos que se discuten a continuación.

 

Carácter Apocalíptico de los Evangelios

En los Evangelios, la tensión escatológica se puede apreciar cuando el propio Jesús varias veces se refiere a sí mismo como el Hijo del Hombre (30 veces en Mateo, 14 veces en Marcos, 25 veces en Lucas, 12 veces en Juan), en contraposición al término Hijo de Dios. Ya que, según cuentan los evangelistas, el Hijo del Hombre vino con una misión muy específica porque "el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos" (Marcos 10:45; Mateo 20:28; Juan 13:1-17). La misma idea aparece en Lucas expresada de otra forma: "Sin embargo, yo estoy entre vosotros como uno que sirve" (Lucas 22:25-27) -- ver las profecías de Daniel para más información sobre el término Hijo del Hombre en el judaísmo.

 

La Moral Extraña

Incluso esto se puede apreciar en esos dichos radicales, difíciles de entender, que algunos teólogos han llamado 'la moral extraña', como cuando donde Jesús dice: "No crean que he venido a traer paz a la tierra. No vine a traer paz, sino espada" (Mateo 10:34-36).

O cuando dice: "El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí" (Mateo 10:37), y también en ese mismo tono: "Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo" (Lucas 14:25-27).

Lo cual contrasta con el resto de las enseñanzas pacifistas de Jesús, sobre el amor y el perdón, que se pueden leer en el Evangelio Q y en el Evangelio de Juan, como cuando el Maestro de Amor promete dejarnos su paz: "La paz os dejo, mi paz os doy" (Juan 14:26–27).

En nuestra opinión 'la moral extraña' solo tiene sentido en el contexto de las profecías sobre el Mesías y el fin de los tiempos que para los judíos del primer siglo era inminente.

 

Las Tribulaciones

Las profecías sobre la Escatología cristiana según Jesús también se observan cuando Jesús se refiere a las tribulaciones de aquellos tiempos, declarando que "el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo" (Mateo 24:29-30). Y también cuando dice que "hay algunos aquí que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder" (Marcos 8:38-9:1), exortando a sus seguidores a la constante preparación dada la inminencia del fin de la historia y la intervención final de Dios (Lucas 21:35-36).

Además es importante notar como Jesús claramente se refiere a su generación como la que vivirá para ver ese fin de los tiempos: "De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca" (Marcos 13:30; 9:1). O diciendo: "Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre" (Mateo 10:23).

Este sentido de urgencia sobre la pronta llegada del Hijo del Hombre y el 'fin de los tiempos' se puede leer en algunas epístolas de Pablo, como cuando advierte "que el tiempo es corto" (1 Corintios 7:29) y habla sobre "la venida de nuestro Señor Jesucristo" (2 Tesalonicenses 2:1-5). Lo cual se relaciona con la idea de la resurrección en un nuevo cuerpo espitiual, como cuando Pablo dice: "Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual" (1 Corintios 15:42-44). Así como en la escatología cristiana sobre el arrebatamiento (1 Tesalonicenses 4:13-18) y la idea de Pablo sobre la apoteosis, es decir, la glorificación de los que han "muerto en Cristo" (1 Corintios 15:51-54; Romanos 8:20-23).

La noción del fin de los tiempos también es prevalente en otras epístolas del Nuevo Testamento, como la de Santiago (Santiago 5:19-20) y la primera de Pedro (1 Pedro 4:17). Y por eso el Credo Niceno en su definición de los principales dogmas de la fe cristiana afirma que Jesucristo "de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin".

Incluso tal parece que Jesús estaba muy consciente de la necesidad de dar cumplimiento a todas las profecías sobre el Mesías como signos del fin de los tiempos, las cuales los judíos del primer siglo conocían muy bien. Esto se puede apreciar cuando Jesús regresa a Nazaret y comienza su ministerio público enseñando en las sinagogas, declarando que: "Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros"; añadiendo: "De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra" (Lucas 4:16-24).

 

El Reino de Dios y el Armagedón

Aunque por otro lado hay que notar que el Reino de Dios del que hablabla Jesús posiblemente sería muy diferente a lo que esperaban los judíos del primer siglo de nuestra era; quienes esperaban un Mesías guerrero (un rey del linaje de David) que los liberara de la opresión romana, unificara de nuevo a las tribus de Israel, y restaurara la teocracia ideal que ellos imaginaban para el pueblo elegido de YAHWEH.

Esto se puede apreciar cuando los fariseos le preguntan, "cuándo había de venir el reino de Dios", y Jesús responde con la famosa frase: "El reino de Dios está entre vosotros" (Lucas 17:20-21). Y luego más tarde en la declaración de Jesús durante el juicio en el pretorio, según nos cuenta Juan el Evangelista, cuando Poncio Pilato le pregunta "¿Eres tú el Rey de los judíos?" y "Jesús le respondió: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí" (Juan 18:36).

Cristo ante Pilato (Munkacsy)

Lo más probable entonces es que la batalla de que Jesús hablaba no era militar, como la supuesta batalla del Armagedón que según el libro del Apocalipsis ocurriría en el monte Megido (Apocalipsis 16), sino más bien se trataba de una batalla personal contra "el acusador", es decir, contra "el satán" -- ver nota al final para más información sobre cómo los judíos del primer siglo entendían este término.

 


Apocalipsis: ¿El Hijo del Hombre o El Hijo de Dios?

La decisión de cerrar la Biblia Cristiana con el libro del Apocalipsis (que en griego significa 'revelación' o 'levantamiento del velo') tenía mucho sentido para los primeros cristianos que esperaban la Segunda Venida de Jesucristo en cualquier momento, el cual es un dogma central en la Escatología cristiana sobre el 'fin de los tiempos', ya que según se dice en la Revelación de Juan de Patmos, "Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso" (Apocalipsis 1:8).

El Apocalipsis se dice ser una relevación y una instrucción de Jesucristo dada a su siervo Juan en la isla de Patmos, dirigida a las siete iglesias en Asia (Apocalipsis 1:11), como advertencia, ya que algunas iglesias como la de Esmirna sufrían persecución (2:10), o habían perdido la fe como la de Éfeso (2:4), o se habían quedado dormidas como la de Sardis (3:2). O como la de Tiatira que ahora estaba dirigida por una mujer "que se dice profetisa" (2:20), lo cual al parecer es un grave problema para los cristianos. Incluso una de estas iglesias, la de Pérgamo, necesitaba arrepentirse inmediatamente, "pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca" (2:16).

Es importante notar entonces que el libro del Apocalipsis fue escrito cuando los cristianos sufrían de fuertes persecuciones y atrocidades por parte de los romanos, probablemente durante el período de tiempo desde el emperador Nerón hasta Domiciano; etapa histórica caracterizada por la sucesión de algunos de los mas crueles y odiados emperadores romanos que existieron. No es sorprendente entonces que para los cristianos esa etapa histórica era clara evidencia que el fin de los tiempos estaba muy cerca.

 

Gematría: El Número de la Bestia

Resulta interesante entonces ver como el autor del Apocalipsis, Juan de Patmos, parece ser muy conocedor de la tradición de la numerología del judaismo, que a su vez se relaciona con las enseñanzas de la Cábala (la tradición del misticismo judío) y el código de la Gematría, donde a las letras de la Torá se les asignan números, siendo el número 7 el "número perfecto" que representa a Dios; y de ahí vienen las tradiciones de los 7 ángeles o arcángeles, las 7 iglesias, los 7 sellos, las 7 copas, las 7 plagas, los 7 cielos, etc.

Mientras que por otro lado el número 6 representa el Pecado. Y por eso el emperador romano (Neron Qesar, en latín) se representa como la misteriosa "bestia" cuyo número (aplicando las reglas de la Gematría a Neron Qesar) resulta ser 666.

Por cierto la 'ciencia' de la Gematría también fue utilizada por los escribas de la Biblia Hebrea para minimizar los errores de las copias, como una especie de suma de verificación (checksum, en inglés) que se ponía al margen del texto; como marcadores matemáticos que alguien ponía para los futuros copistas del manuscrito. Aunque lamentablemente este mismo método no fue utilizado por los escribas y copistas de los manuscritos del Nuevo Testamento, y de ahí el problema de las copias.

 

Apocalipsis: La Marca de la Bestia

Otra historia del Apocalipsis que para entenderla correctamente se requiere conocer un poco sobre las tradiciones del judaísmo es la llamada Marca de la Bestia (Apocalipsis 13:16-18), la cual debería ser llevada en la mano y en la frente por los que quisieran participar en la 'nueva economía' post apocalíptica. Para los cristianos esto sería un tipo de esclavitud económica y un signo seguro del fin de los tiempos.

Sin embargo un judío tradicional habría entendido que se trataba de una referencia a la práctica del uso del Tefilín (Filacteria) que es un mandamiento para los judíos devotos desde los tiempos de la antigüedad (Deuteronomio 6:4-8).

 

Milenarismo: El Reinado del Mesías

Las tradiciones proféticas sobre los mil años de paz (Milenarismo) que se encuentran en el Apocalipsis también se pueden encontrar en el Libro de Enoc, que es un libro intertestamentario, el cual forma parte del canon de la Biblia de la iglesia copta, pero no es reconocido como canónico por las demás Iglesias cristianas, a pesar de existir en la Septuaginta (Codex Vaticanus y Papiros Chester Beatty).

El Milenarismo en el Apocalipsis se refiere a los pasajes que describen la visión de un ángel que descendió del cielo con una gran cadena y una llave a un pozo sin fondo, y capturó a Satanás (el diablo), encarcelándolo durante mil años, curiosamente añadiendo que Satanás "después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo" (Apocalipsis 20:1-6). Por lo que uno se pregunta, considerando que han pasado dos milenios desde que aquellas profecías fueron dadas y que ellos esperaban se cumplieran durante su generación, cuántas veces pudo haber pasado esto.

En realidad esta historia aparece por primera vez en el Libro de Enoc que describe la caída de los Grigori (Vigilantes), los ángeles que engendraron a los Nefilim (Génesis 6:1-4), así como una explicación de por qué el diluvio del Génesis fue moralmente necesario, y una exposición profética del reinado de mil años del Mesías (1 Enoc 6-36, 91-104; 2 Enoc 33:1). Es decir, que el Milenarismo es otra antigua tradición del judaísmo que una vez más reaparece en el libro del Apocalipsis.

Apocalipsis, Vulgata Carolingia (Biblia de San Paolo fuori le Mura)

Pero aun mas relevantes a la historia de Jesús como el Mesías son las profecías sobre el fin de los tiempos de varios de los grandes profetas de la Biblia Hebrea (Antiguo Testamento) que se describen en otra sección a cotinuación.

 

¿Fallaron las Profecías del Apocalipsis?

Como se ha visto en las notas anteriores, los primeros cristianos esperaban la Segunda Venida de Jesucristo y el fin de los tiempos como un evento apocalíptico inminente, o como un grandioso evento escatológico que ocurriría en su generación (Marcos 13:30; 9:1; Mateo 10:23; Lucas 21:32), o como en los sobrenaturales eventos de la literatura de guerra del libro del Apocalipsis, que los creadores del canon bíblico decidieron debía cerrar la Biblia Cristiana. Sin embargo, esto no ocurrió como ellos esperaban. Por lo que uno se pregunta, ¿acaso eso significa que las profecías fallaron?, ¿o quizás los grandes profetas bíblicos, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento, se equivocaron en los tiempos de sus predicciones?

Al igual que ocurre en la mayoría de las disputas teológicas, no todos los teólogos van a responder estas preguntas de la misma manera, y sus explicaciones van a depender de cómo ciertos pasajes de las Escrituras sean interpretados.

Por ejemplo, en tiempos recientes un ingeniero de la NASA escribió un libro titulado "88 Reasons Why the Rapture is in 1988", que vendió cientos de miles de copias y se hizo muy popular entre grupos apocalípticos en Estados Unidos, ya que predijo que el fin de los tiempos iba a ocurrir en 1988 (durante la semana del Rosh Hashanah para ser más precisos) basándose en una reinterpretación de Marcos 13:30 como una referencia a la fundación del moderno estado de Israel en 1948 y la palabra 'generación' que corresponde a 40 años en la Biblia, lo cual conduce al 1988. Y aunque obviamente esta profecía apocalíptica no se cumplió, de todas formas causó mucho daño psicológico y económico entre personas que 'vendieron la granja' porque creyeron la profecía ... increíble pero cierto ....

En cuanto a interpretaciones generales del Apocalipsis, existen dos escuelas de pensamiento teológico: Preteristas y Futuristas.

El Preterismo es un movimiento cristiano y una variación de la escatología cristiana que mantiene que algunas o todas las profecías bíblicas concernientes a los Últimos Días (o Tiempos Finales) se refieren a eventos que en realidad ocurrieron durante el primer siglo luego del nacimiento de Cristo. El término preterismo viene del latín praeter, que significa "pasado". Las dos principales escuelas de interpretación Preterista comúnmente son denominados como Preterismo Parcial y Preterismo Total.

La mayoría de los Preteristas Parciales tienden a poner un énfasis espiritual en sus interpretaciones y argumentan que el término Últimos Días no se refiere a los últimos días del planeta Tierra ni a los últimos días de la humanidad, sino a los últimos días del pacto Mosáico que Dios estableció exclusivamente con la nación de Israel hasta el año 70 NE. Y así como Dios venía en juicio sobre varias naciones en el Antiguo Testamento, Cristo también vino en juicio contra aquellos en Israel quienes le rechazaron. Esta es, por ejemplo, la interpretación del sacerdote católico Alfonso Salmerón, uno de los primeros jesuitas considerado padre del Preterismo. El Preterismo Total difiere del Preterismo Parcial en que creen que todas las profecías fueron cumplidas con la destrucción de Jerusalén durante la Revuelta Judía.

Otros Preteristas, como los Adventistas del Séptimo Día, quienes predijeron el Gran Adviento en 1844, lo cual obviamente no ocurrió (y de ahí el llamado Gran Chasco del movimiento Millerista) plantean que las profecías sí se cumplieron de todas formas, pero "en el cielo"; no en la tierra.

El Futurismo por su parte es un movimiento teológico opuesto al Preterismo que afirma que el fin de los tiempos aún está por ocurrir, y critican a los Preteristas por haber espiritualizado profecías sobre eventos físicos reales que, según ellos, en algún tiempo futuro ocurrirán literalmente tal y como se describen en las Escrituras.

Para algunos Futuristas las constantes noticias sobre guerras, pandemias, cataclismos y crisis globales, son un presagio y un signo de que el fin de los tiempos ya está cerca. Mientras que otros son más cautelosos sobre tratar de predecir una fecha exacta, ya que según Jesús dijo: "el día y la hora nadie lo sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre" (Mateo 24:36). Para ellos el cuándo y el cómo del Apocalipsis es uno de los "misterios de la fe" con el cual hay que convivir por el tiempo que sea.

No osbtante, para muchos de los Futuristas las escenas del Apocalipsis no son metáforas ni alegorías, y los eventos que ahí se describen serán visibles por todos. Tal fue el caso por ejemplo de los Davidianos, una rama de los Adventistas que esperaban la inminente restauración del Reino de David y que estuvieron involucrados en la tragedia de Waco, Texas, en 1993.

Por otro lado están los que creen que las profecías bíblicas sobre los Últimos Días solo eran relevantes para el antiguo pueblo de Israel por lo tanto ya no aplican en nuestros tiempos, y que la vida en el planeta Tierra continuará y terminará según las leyes de la Física, ya sea en un cataclismo planetario que cause la extinción de las especies biológicas, o en un evento cósmico catastrófico en el Sistema Solar o en nuestra galaxia, o simplemente cuando el Sol se apague (en 5 mil millones de años, más o menos).

Finalmente, desde un punto de vista personal, muchas personas creen que el fin de los tiempos ocurre individualmente cuando uno muere.

 


Profecías del Antiguo Testamento sobre el Mesías

El carácter apocalíptico de las escrituras claramente existe en las profecías sobre el fin de los tiempos de varios de los grandes profetas de la Biblia Hebrea (Antiguo Testamento). Esta es la razón por la cual la teología cristiana afirma que Jesús es el Mesías (el Ungido o el Cristo) que dio cumplimiento a todas estas profecías. Y aunque el tema de las profecías bíblicas es muy amplio y complejo, de todas formas hemos querido hacer aquí un resumen de la profecías más relevantes que se manifiestan en la vida pública de Jesús, porque nos permite mejor entender la situación política, así como la psicología y la esperanza del pueblo de Israel en los tiempos de Jesús.

 

El Libro de Daniel y el Hijo del Hombre

Las profecías de Daniel sobre el Hijo del Hombre, como una figura humana a quien "le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran" (Daniel 7:13-14), son importantes para poder entender cómo y cuándo los judíos esperaban la era del Jubileo.

Pero primero, una breve introducción sobre el Libro de Daniel. Según el relato bíblico, luego de la conquista de Judá y Jerusalén por Nabucodonosor II, y la consecuente depotación de judíos que permanecieron en captividad en Babilonia, Nabucodonosor ordenó escoger un grupo de jóvenes judíos para ser educados en la cultura mesopotámica, después de lo cual entrarían al servicio del rey.

Los elegidos fueron Daniel y tres jóvenes de su misma tribu, quienes fueron confiados al cuidado del jefe de los eunucos (Daniel 1:3). Luego bajo el reinado de Darío el Medo tiene lugar un complot de los sátrapas contra Daniel que derivó en su encierro en el pozo de los leones; esta intriga se valió de un edicto caprichoso sugerido al rey de que nadie adore a ningún dios ni persona por 30 días (Daniel 6:1-9). Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró a su casa y oró tres veces al día, como lo solía hacer anteriormente; entonces dichos hombres lo hallaron orando a Dios, por lo que fue acusado de violar el edicto real del rey y, por ello, arrojado al foso de los leones, en el cual no sufrió daño alguno. (Daniel 6:10-16).

Daniel en el foso de los leones (Rubens)

Durante gran parte de su vida, Daniel recibió diversas visiones apocalípticas que anunciaban, por medio de símbolos y claves numéricas, la instauración del Reino de Dios sobre la tierra; es decir, el esperado Jubileo. Pero antes de llegar al Jubileo, ocurrían épicas batallas entre los dos reinos que representan a los Hijos de La luz y a los Hijos de la Oscuridad (Daniel 11:11). Incluso recibió una profecía muy específica sobre 'cuatro imperios' y 'setenta semanas de años' (Daniel 11), o sea 70 x 7 = 490 años, que aunque pueda parecer un tanto críptica o simbólica, en realidad era una regla para calcular cuando se suponía que ocurrirían los eventos del 'fin de los tiempos'. Lo cual se reafirma cuando se considera que el cálculo de 490 años coincide con los tiempos de Jesús, es decir, el primer siglo de nuestra era.

Además de las profecías de Daniel sobre el Hijo del Hombre, también tenemos las profecías de los otros 'mayores profetas' de la Biblia Hebrea: Isaías, Ezequiel y Jeremías. Así como algunos de los 'menores profetas': Zacarías, Malaquías y Miqueas, las cuales son muy relevantes, como se verá a continuación.

 

Los Cuatro Imperios

Históricamente los 'cuatro imperios' paganos que según Daniel regirían sobre Israel antes del fin de los tiempos y de los que se habla en La Biblia serían: el Asiro (con Nabucodonosor II rey de Babilonia), el Persa (con Ciro y Darío), el Griego Helénico (con Alejandro Magno, Ptolomeo Sóter, Antíoco Epífanes), hasta que finalmente el Imperio Romano (con Tiberio y Nerón) aparece en la escena histórica del Medio Oriente.

Entre los imperios griego y romano hubo un corto período de cuasi-independencia luego de la muerte de Alejandro y la revuelta de los sacerdotes Macabeos en el 167 ANE contra el emperador helénico Seléuco (que se celebra en el festival de Janucá observado durante 8 días). Sin embargo, las luchas internas entre los hermanos Macabeos provocó la eventual separación de la nación en dos reinos: El reino de Israel al norte con Samaria como su capital, y el reino de Judea al sur con Jerusalén como la capital. Este debilitamiento del estado israelita permitió que el Imperio Romano (el cuarto imperio) conquistara toda la región en el año 63 ANE cuando el general Pompeyo capturó Jerusalén.

 

Ezequiel y Jeremías sobre el Hijo del Hombre

El término Hijo del Hombre también es utilizado como sinónimo de Mesías en varias profecías. Por ejemplo:

  • La profecía de Ezequiel sobre el Hijo del Hombre y lo que dice Yahweh (Jehová el Señor) sobre el destino de los pastores de Israel que no aprecian a su rebaño, como es el caso de la última dinastía de corruptos reyes de Israel, Herodes I el Grande y su hijo Herodes Antipas (nombrados por los emperadores romanos y que no eran descendientes de David) y la consecuente restauración de la casa de David (Ezequiel 34).

  • La profecía de Jeremías sobre la Nueva Era de paz y justicia cuando finalmente aparece el Mesías esperado y se establece el Reino de Dios en la tierra (Jeremías 23).

 

Malaquías y los Salmos

Otras profecías que de alguna forma anuncian al 'hijo amado' del linaje de David que será rey de Sión y al 'mensajero' que vendrá para preparar el Camino, se pueden encontrar en los Salmos y en Malaquías. Por ejemplo:

  • El anuncio de Yahweh (Jehová) en los Salmos, atribuídos a David y a diez sabios de la Gran Asamblea, sobre el Hijo amado que reinará sobre Sión: "Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy" (Salmos 2).

  • La profecía sobre Elías y el Mensajero que vendría para preparar el Camino (Malaquías 4:5; Miqueas 5), que sería Juan el Bautista según declara el propio Jesús cuando dice que "Elías ya vino, y no lo reconocieron" (Mateo 17:10-13; Marcos 9:11-13), y luego con la famosa frase "el que tenga oídos, que oiga" (Mateo 11:14-15). A lo cual también se alude durante el pasaje de la Transfiguración (Lucas 9:28-36).

 

Isaías, Zacarías y Miqueas sobre los signos del Mesías

Isaías, llamado 'el gran profeta' por los Padres de la Iglesia (1), es muy relevante especialmente porque se refiere a 'la nueva alianza' de Yahweh (Jehová) con su pueblo Israel, el cual es un concepto clave para poder entender cómo los primeros cristianos interpretaban 'los evangelios' y 'la buena nueva' de la resurrección de Jesús.

Aunque hay que aclarar que, según el consenso actual de los expertos, el Libro de Isaías en realidad comprende tres colecciones de profecías, de autores diferentes, dadas en tres etapas históricas con siglos de separación entre ellas: Proto-Isaías (capítulos 1–39), contiene las palabras del profeta Isaías del siglo VIII a.C.; Deutero-Isaías (capítulos 40–55), es la obra de un autor anónimo del siglo VI a.C. que escribió durante el exilio en Babilonia; y Trito-Isaiah (capítulos 56-66), compuesto después del regreso del exilio.

Por ejemplo, Deutero-Isaías, cuyas profecías fueron muy populares durante el período del Segundo Templo, describe como Dios hará de Jerusalén el centro de su gobierno mundial a través de un salvador (un Mesías) que destruirá a su opresor (Babilonia). Sin embargo este Mesías es en realidad el rey persa Ciro el Grande, que es el agente que provoca la instauración del reino de Yahweh en la tierra. Incidentalmente, el rey persa Ciro el Grande es la única persona no israelita considerada un Mesías en la Biblia Hebrea.

A continuación brevemente veamos algunas otras profecías del Antiguo Testamento que son importantes para entender la narrativa de los Evangelios:
  • Isaías describe la misión que tendrá el esperado Mesías (Isaías 49), quien vendría a establecer el 'Reino de Dios' en la tierra; que no es igual al 'Reino de los Cielos' (Zacarías 14).

  • La profecía de Isaías sobre los signos del Mesías, incluyendo las curaciones de fe, los milagros, el perdón de los pecados y las palabras de consuelo al que sufre, porque: "Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad" (Isaías 35:5-6).

  • La profecía de Zacarías sobre el Mesías entrando en Jerusalén montado en un burro: "Alégrate mucho, hija de Sión; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna" (Zacarías 9:9).

  • La profecía de Miqueas (Miqueas 5:2) sobre Belén, de donde saldrá el que será Señor en Israel, citada por Mateo (Mateo 2:6) y que da origen a la tradición cristiana del nacimiento de Jesús en Belén.

 

La profecía de la Inmaculada Concepción

Existe un famosa profecía de Isaías (Isaías 7:14) que dice que "la joven quedará embarazada y dará a luz un hijo, al que llamará Emanuel (que significa Dios está con nosotros)", citada por Mateo diciendo que "una virgen concebirá y dará a luz un hijo" (Mateo 1:23), y que en el catecismo católico se interpreta como el milagro de la Inmaculada Concepción.

Sin embargo la palabra hebrea (almah) que Mateo pone como "virgen" en su traducción al griego significa "mujer joven" y por tanto no tiene la misma connotación de un milagro sobrenatural. Además hay que notar que existe una palabra hebrea para decir "virgen" (bethulah), sin embargo Isaías no usó esa palabra. La confusión ocurre porque en la Septuaginta (LXX), la traducción griega de las Escrituras hebreas, se tradujo el hebreo "almah" (que significa una mujer joven) con la palabra griega "parthenos" (que significa virgen).

Aparentemente el acceso de Mateo a las escrituras no fue a través del hebreo original, sino a través de la traducción griega en la Septuaginta. Alternativamente, puede ser que Mateo conocía las escrituras en hebreo pero estaba usando la LXX para acomodar a sus lectores, quienes en su mayoría eran griegos y judíos de habla griega en la Diáspora.

Además, según expertos, lo más probable es que Isaías en realidad estaba hablando de un niño nacido en su tiempo, es decir, el siglo octavo a.C., como una señal para el rey Ezequías (2).

 

La profecía sobre el Secreto Mesiánico

Hay una profecía de Isaías que se relaciona con el llamado 'secreto mesiánico' (Isaías 42:1-2), la cual se refiere a la necesidad de mantener oculta la identidad del Mesías hasta que llegue el momento de ser revelada, y también a la necesidad de hablar en parábolas (Mateo 13:10-13). La cual es citada por Mateo de la sigueinte forma: "He aquí mi siervo, a quien he escogido; Mi Amado, en quien se agrada mi alma. Pondré mi Espíritu sobre él, y a los gentiles anunciará juicio. No contenderá, ni voceará, ni nadie oirá en las calles su voz" (Mateo 12:18-21).

Aunque según el teólogo luterano William Wrede, en realidad fue Marcos quien inventó la noción del secreto mesiánico cuando los demonios en Capernaúm reconocen la divinidad de Jesús diciendo: "!!Ah! ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios." (Marcos 1:24). Y la razón, según Wrede, fue para reducir la tensión entre la creencia proto-cristiana sobre Jesús como el Mesías y la naturaleza no-mesiánica de su ministerio.

 

Las profecías sobre los mercaderes del Templo

Otras interesantes profecías son las de los mercaderes del Templo que se describen más adelante. Estas profecías sobre el Templo y los Mercaderes son importantes porque nos dan una buena idea sobre el contexto político y económico de Jerusalén en el primer siglo de nuestra era.

 


El Templo de Jerusalén: Primero, Segundo ¿y Tercero?

Antes de entrar en el tema de las profecías sobre el Templo de Jerusalén, primero es bueno comenzar por un breve bosquejo histórico del judaísmo y el antiguo pueblo de Israel.

Históricamente los hebreos se establecieron en la tierra de Canaán a fines del segundo milenio antes de nuestra era. Aproximadamente en el año 1000 ANE surgió la monarquía del rey David y su hijo el rey Salomón. Hacia el 921 la monarquía se dividió y en el 721 el reino del norte (Israel) fue aplastado por los Asirios. La población creada por el exilio y reemplazo de estos pueblos eventualmente llegó a ser conocida como los Samaritanos, quienes tenían un lugar santo rival: el Monte Gerizim. Posteriormente, el reino del sur (Judá) fue destruido por el Imperio Babilónico, que deportó a gran parte de la población de Judea (el exilio babilónico) y en el 587 destruyó Jerusalén y su santo templo. Así comenzó la dispersión de los judíos de su patria, un fenómeno que continuó hasta nuestros días.

En la época de Jesús existía una rica variedad de formas y prácticas religiosas que florecieron durante los últimos tiempos del Segundo Templo (200 ANE - 70 NE). De una forma u otra, esta diversa cultura judía se remonta a la historia de los antiguos israelitas y a la Biblia Hebrea. En la época romana, con las Diez Tribus del norte llevadas al cautiverio asirio desde hace mucho tiempo y en gran parte perdidas en la historia, se hizo costumbre referirse a todos los que hablaban hebreo, o eran de ascendencia hebrea o israelita que vivían en el mundo mediterráneo romano, como "judíos", y a su tradición religiosa-cultural como "judaísmo".

Primer Templo: El Templo de Jerusalén fue originalmente construido por el rey Salomón alrededor del año 957 ANE, en la tierra escogida por el rey David, padre de Salomón. Desde entonces el Templo de Jerusalén ocupó un lugar central en la vida religiosa, política y social de Israel, en cuyo recinto sagrado o Lugar Santísimo (Sanctasanctórum) originalmente se encontraba el Arca de la Alianza; que contenía las Tablas de la Ley (tablas de piedra en las cuales Jehová le dijo a Moisés que escribiera los Diez Mandamientos). El Lugar Santísimo era considerado tan sagrado que solo podía ser visitado una vez al año por al Sumo Sacerdote en el Día de la Expiación (Yom Kippur), para esparcir la sangre de los animales sacrificados y ofrecer incienso sobre el Arca de la Alianza.

Como curiosidad histórica, la frase hebrea para Lugar Santísmo (Qodes HaQodasim) fue traducida en La Vulgata como "oraculum" (oráculo, o sea, un lugar especial donde los humanos pueden comunicarse con los dioses) y luego fue interpretado por los cruzados como el "pozo de las almas" (donde según la leyenda medieval las almas de los muertos esperan el Día del Juicio) que supuestamente está localizado bajo el Domo de la Roca. También, según afirman los credos judío y cristiano, ese fue el lugar donde Abraham estuvo a punto de sacrificar a su hijo Isaac por orden de Yahweh o Dios, según los relatos del Génesis. Y, según los musulmanes, en ese mismo lugar se encuentra en el centro de la Cúpula, que es el punto desde donde el profeta Mahoma ascendió a los cielos para reunirse con Alá (Allah o Dios), acompañado por el ángel Gabriel. Por eso este es un lugar sagrado para las tres grandes religiones abrahamánicas del mundo.

Pero más aún, para los judíos el Templo era literalmente la Casa de Jehová que reemplazaba al Tabernáculo como "Santuario Terrenal", ya que cuando Jehová habló a Moisés en el Monte Sinaí, le dijo: "Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos" (Éxodo 25:8); y así era como lo entendían los judíos.

Luego del sitio y captura de Jerusalén por Nabucodonosor II, rey de Babilonia, en el año 597 ANE, el Primer Templo fue destruido; inciciándose de esa forma el período del Exilio de los judíos en Babilonia.

Segundo Templo: El exilio babilónico marcó un importante punto de inflexión en la historia del pueblo judío. Cuando el emperador de Persia, Ciro el Grande (Ciro II) conquistó Babilonia y permitió a los judíos de Babilonia regresar a Jerusalén, el Segundo Templo fue construido en el mismo lugar del primero; durante el reinado de Herodes el Grande (Herodes I).

A partir del 538 ANE, grupos de exiliados comenzaron a regresar a la Tierra Santa en una serie de oleadas, aunque muchos judíos eligieron permanecer en Babilonia, la cual siguió siendo un centro en la vida y el pensamiento judío durante mil años. Primero pusieron los cimientos del templo, mientras también esperaban el restablecimiento de la monarquía bajo Zorobabel, sobre quien depositaron esperanzas mesiánicas (Zacarías 3: 8; 6:12). Aproximadamente en el 515 ANE se dedicó un modesto templo. A pesar de la oposición samaritana, Nehemías reconstruyó los muros de Jerusalén. Esdras, "un escriba experto en la Ley de Moisés" (Esdras 7: 6) vino trayendo consigo la Ley Sagrada, el Torá, que incluía las tradiciones sagradas que encarnaban la vida misma del pueblo. A estas alturas, la gente ya no hablaba su idioma original, el hebreo, sino un idioma hermano, que se había convertido en el idioma de administración estandarizado en el Imperio Persa: el arameo.

Luego, durante la Revuelta Judía, el Segundo Templo fue destruido por los romanos en el año 70 NE.

¿Tercer Templo?: La tradición del Judaísmo Ortodoxo afirma que el Tercer Templo será providencialmente restaurado en cumplimiento de, o en paralelo a, la Era Mesiánica. Por ejemplo, Maimónides, un famoso erudito medieval de origen judío sefardí, escribió con frecuencia sobre la necesidad de la restauración del Templo para propiciar la llegada del Mesías. Y también en el Amidá, la oración central de la liturgia judía que es recitada por los judíos ortodoxos tres veces al día, existen plegarias para la restauración del Templo.

 

La importancia económica del Templo

En el lado sur del complejo del Templo había un área donde operaban los mercaderes que "vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados" (Juan 2:14-16). Esta era una actividad comercial de compra-venta aceptada y necesaria, especialmente durante la Pascua Judía (el Pésaj, que es la festividad judía que conmemora la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto y que es celebrada por una semana cada año), cuando miles de peregrinos de toda la región venían al Templo y necesitaban comprar animales para los sacrificios requeridos por los rituales del judaísmo sobre el dinero del rescate (Éxodo 30:13) y el altar del holocausto (Éxodo 38:1-8). Para lo cual en muchos casos primero tenían que cambiar las monedas que ellos traían, ya que la única moneda oficialmente aceptada en el Templo en los tiempos de Herodes era el 'shéquel tirio de plata' o Siclo de Tiro (ciudad de Fenicia).

Las ganancias de esta operación eran enormes y buena parte de ellas iban directamente a la secta de los sacerdotes Saduceos que controlaban las actividades del Templo, y especialmente a Caifás el Sumo Sacerdote del Sanedrín, y a su suegro Anás quien también había sido Sumo Sacerdote (quienes vivían lujósamente en el área de la "ciudad alta", cerca del palacio del rey Herodes, lugar de residencia de los poderosos y acaudalados de la época), e indirectamente una parte iba a los Romanos a través del pago de tributos o impuestos. De ahí que los 'publicanos', o sea, los recaudadores de impuestos, fueran tan criticados y despreciados por la mayoría de la población judía -- No hay que olvidar que Israel en aquellos tiempos era una teocracia auspiciada por el Imperio Romano.

 

Profecías sobre el Templo

Sin embargo, varios de los profetas del judaísmo hablaron fuertemente en contra de las actividades comerciales en el Templo. Por ejemplo Zacarías dice: "Y no habrá en aquel día más mercader en la casa de Jehová de los ejércitos" (Zacarías 14:21). Y lo mismo se puede leer en Jeremías: "¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre?" (Jeremías 7:11). También Isaías había tenido una visión del Templo como casa de oración para todos los pueblos, purificado por los holocaustos (sacrificios de animales consumidos por el fuego): "Yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos" (Isaías 56:7) .

Estas son algunas de las profecías que los judíos seguramente tenían en mente cuando Jesús echó fuera a los mercaderes del Templo (Marcos 11:15-19; Mateo 21:12-17; Lucas 19:45-48; Juan 2:14-16), y de esa forma se le dio cumplimiento a una profecía más. Aunque obviamente esta acción provocó la ira de "los escribas y los principales sacerdotes" que "buscaban cómo matarle; porque le tenían miedo, por cuanto todo el pueblo estaba admirado de su doctrina" (Marcos 11:18).

Expulsión de los mercaderes del Templo (El Greco)

 

Dad a César lo que es de César

No obstante lo que aconteció en el Templo de Jerusalén, esto no significa que Jesús estaba en contra de toda actividad comercial en general, como lo han interpretado algunos.

De hecho, más tarde cuando los Fariseos le preguntaron a Jesús si él estaba de acuerdo con pagar impuestos a los Romanos, él responde con su famosa pero ambigua frase: "Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios" (Marcos 12:17; Lucas 20:25; Mateo 22:21).

 


¿Quién era el Acusador en los Evangelios?

Este tema es importante para entender muchos de los fenómenos llamados 'sobrenaturales' que se cuentan en los evangelios, ya sean de carácter parapsicológico, como los fenómenos de mediumnidad o experiencias cercanas a la muerte, o de curación espiritual; ya sean curaciones de enfermedades psicosomáticas u otras. Como solía decir el famoso autor y apologista cristiano C.S. Lewis (4), el mundo moderno se divide entre aquellos que están obsesionados con los poderes demoníacos y aquellos que se mofan de ellos como 'caricaturas' o 'supersticiones' fuera de moda. Ninguno de esos dos enfoques, insiste Lewis, le hace justicia a la realidad.

 

El Libro de Job

La palabra "satán" en hebreo significa "acusador" y varias veces en la Biblia Hebrea este personaje aparece como un miembro del consejo celestial de Yahweh (Jehová), como si fuera un fiscal en un juicio. Por ejemplo, la primera vez que el concepto del Acusador aparece es en el Libro de Job, que por cierto es el libro más antiguo de la Biblia Hebrea; fechado en el año 2,000 ANE.

El Libro de Job describe a su protagonista diciendo que: "Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal" (Job 1-2). La tierra de Uz se refiere a un antiguo reino en lo que sería el sur de Arabia en la actualidad, lo cual indica que Job no era israelita. Este hecho sumado a la forma en que aparecen los diferentes personajes, y los monólogos de algunos de ellos como el joven Elihú, sugieren que el Libro de Job posiblemente fue escrito con un objetivo simbólico o alegórico.

Según la narrativa bíblica, durante una reunión del consejo de ángeles de Jehová, Job fue acusado por Satán de ser fiel a Dios solo porque tiene salud y fortuna, y por eso debía ser 'puesto a prueba'. De esta forma Job tiene que pasar por varias pruebas y calamidades que le traen toda clase de dolores y sufrimientos, pero al final su prosperidad es restaurada y Job es ampliamente recompensado por Jehová. Y por eso se suele decir que el Libro de Job posiblemente sea el primer intento de los escribas judíos de responder esa vieja pregunta de la filosofía de 'por qué a las personas buenas les ocurren cosas malas', es decir, para resolver el 'problema del mal'.

Job con sus amigos; Elihú explica el sufrimiento en su monólogo (Ilya Repin)

 

El Consejo Celestial de Jehová

Además de ángeles y arcángeles, a veces identificados como "mensajeros" y "guerreros" celestiales, varios libros de la Biblia Hebrea hacen referencia a otros 'dioses' o seres que existen en el consejo de Jehová. Por ejemplo cuando se dice que "Dios está en la reunión de los dioses; En medio de los dioses juzga" (Salmos 82). O cuando se habla de "todos los hijos de Dios" en plural (Job 38:7), entre los cuales un día se presentó Satanás después de rondar por la tierra: "Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella" (Job 1:6-7).

Y también hay referencias a ciertos seres misteriosos llamados Nefilim; una legendaria raza de gigantes híbridos antediluvianos surgidos como resultado de la unión entre ángeles y mujeres humanas (Génesis 6:1-4), y que después reaparecen en otros libros con otros nombres, como los hijos de Anac (Números 13:33; Deuteronomio 2:11) y los Refaítas (Josué 12:4). Incidentalmente, la raiz de la palabra Nephilimis en hebreo también se utiliza para referirse a los abortos y los nacimientos extraños (Éxodo 21:22). Lo cual sugiere que el consejo de Jehová en el reino de los cielos debe haber sido un lugar muy concurrido y que "los hijos de Dios" interactuaban con los humanos más de lo que debían.

Incluso en la historia de Abraham tal parece que hay dos Jehová; uno en la tierra y otro en el cielo. Esto se puede apreciar cuando Abraham se encuentra con tres hombres (Génesis 18), dos de los cuales luego proceden a las ciudades de Sodoma y Gomorra para investigar su maldad (Génesis 19). Lo fascinante de esta escena es que uno de estos tres hombres está claramente identificado como YHWH (Yahweh o Jehová, transliterado del hebreo: יהוה) y comienza a hablar directamente con Abraham después de la comida, prometiendo regresar con Abraham y Sara el año siguiente (y como resultado Sarah, que ya había pasado la menopausia hace mucho, quedó embarazada de Isaac). Luego se reitera el pacto abrahamánico y los dos mantienen un diálogo sobre cuántos justos se necesitarían para salvar una ciudad malvada. Una vez que su conversación termina, YHWH simplemente se aleja. Posteriormente, este YHWH en la tierra llama al fuego de YHWH en los cielos para destruir las ciudades malvadas de Sodoma y Gomorra. Nótese cuidadosamente el lenguaje: "Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos" (Génesis 19:24).

Aparentemente la narración anterior fue un problema para los escribas Masoretas que editaron las versiones finales de la Biblia Hebrea, ya que decidieron reemplazar el nombre divino YHWH con Adonai, que correspondería al título honorífico de 'Mi Señor'.

 

Satanás y sus Agentes

Por su parte Zacarías narra una visión donde el satán (Satanás) aparece como Acusador, o adversario, al lado del sumo sacerdote y el ángel de Jehová: "Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle" (Zacarías 3:1).

Sin embargo, el término Satanás en algún momento se confundió con la serpiente del Jardín del Edén en el libro de Génesis (Genesis 3:1-15) que engaña a Eva para tentar a Adán, haciéndose sinónimo de 'tentación', 'engaño' y 'seducción' para cometer pecados.

Luego también el término se relacionó con el ángel rebelde y soberbio "Lucero, hijo de la mañana" (Isaías 14:12-17), luego traducido como Lucifer, quien según Isaías es lanzado fuera del cielo y cae en el Seol (Isaias 14:1-13). El Seol en el judaísmo es un lugar de oscuridad separado de Dios, que se tradujo al griego como Hades, y luego al latín como Inferno.

Con el tiempo la palabra "satán" o "Satanás" comenzó a interpretarse como una especie de personificación de la maldad humana, o como el jefe de todos los demonios, con agentes que a su vez tenían otros nombres específicos. De esa manera "Satanás" se relacionó con "Belcebú", que en hebreo significa 'Señor de las Moscas', en referencia a las moscas que se congregan alrededor de los muertos y causan enfermedades (Marcos 3:22-27). Sobre Belcebú también se dice que podía actuar a través de "espíritus impuros" que existían entre los humanos, como el caso de los "endemoniados gadarenos" (Marcos 5:1-20; Mateo 8:28-34; Lucas 8:26-39), y que luego en algunas traducciones lo escriben como "el diablo" en sigular o "diablos" en plural.

Algunos cristianos luego asociaron a Satanás con la segunda bestia del Apocalipsis, como cuando dice: "Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón" (Apocalipsis 13:11; 20:1-3). A los cuernos y las patas de cordero con el color rojo del dragón, luego se le sumaron otros atributos paganos, como las alas de murciélago (diferentes a las alas de los ángeles) y el tridente de Poseidón, como reminiscencias de las mitologías griegas y los dioses paganos de aquellos tiempos, para de esa forma convertirse en las espeluznantes representaciones 'satánicas' de la iconografía cristiana de entonces y de hoy.

Más tarde aún, durante la edad media, a los agentes del diablo les dieron otros coloridos nombres, como el Mefistófeles de la ópera Fausto, cuyo nombre viene del hebreo mefitz que significa "destructor" y de tofel que significa "mentiroso"; aunque por supuesto ese nombre como tal no aparece en la Biblia Hebrea.

 

Jesús triunfa sobre el Acusador

En resumen, para los judíos del primer siglo Satanás era simplemente el Acusador del Consejo de Jehová; nada más. De hecho en el evangelio de Marcos se dice que Satanás puso a prueba a Jesús durante los cuarenta días que estuvo en el desierto (Marcos 1:13; Lucas 4:1-13).

Curiosamente también durante la tentación de Jesús en el desierto, Satanás le promete todos los reinos del mundo diciendo: "Todo esto te daré, si postrado me adorares". Lo cual Jesús rechaza respondiendo con su famosa frase: "Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás" (Mateo 4:1-11). Lo cual sugiere que Satanás debe ser el verdadero dueño de todos los reinos de este mundo, porque si no, cómo podría prometerlos a alguien.

Pero una conclusión clara que podemos sacar de la lectura de los evangelios es que Jesús siempre derrota al mal, ya sea en el exorcismo de los demonios en Capernaúm (Marcos 1:21-27; Lucas 4.31-37) y en la región de los Gadarenos (Marcos 5:1-20; Mateo 8:28-34; Lucas 8:26-39), o en sus propias luchas contra las tentaciones (Mateo 4; Lucas 4), e incluso en su muerte (1 Corintios 2:8; Colosenses 2:15).

 


Notas Bibliográficas:

1. N.T. Wright, "Simply Jesus", "Simply Christian".

2. James D. Tabor, "The Jesus Dinasty", "Paul and Jesus".

3. Elaine Pagels, "The Gnostic Gospels".

4. C.S. Lewis, "Screwtape Letters".

5. Stephen Mitchell, "The Gospel According to Jesus".

6. Bart D. Ehrman, "Misquoting Jesus".

7. Reina-Valera Revision (RVR). La citas bíblicas en este blog son de RVR 1960, que está basada en la traducción original de Reina-Valera de 1569-1602, publicada por Sociedades Bíblicas Unidas en 1960. Las ediciones RVR de 1909 y 1960 nos parece se acercan muy bien al espíritu y la letra de las escrituras originales manteniendo el lenguaje español tradicional.

8. Credo Niceno. La versión del Credo Niceno referenciada en este blog es la que se utiliza en la liturgia de la misa católica, pero existe otra versión del Credo de los Apóstoles que incluye el descenso de Cristo a los infiernos, según el Evangelio de Nicodemo (Actas de Pilato), el cual es considerado apócrifo.

9. Flavio Josefo, "Antigüedades Judías" (c. 93-94 NE). Párrafos 63 y 64 del capítulo XVIII.

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