Problema Sinóptico: ¿Cuándo se escribieron los Evangelios?
El Problema Sinóptico se refiere a la perícopa de aproximadamente
doscientos versículos que comparten los evangelios de Mateo y Lucas, los
cuales coinciden casi literalmente, pero que no existen en el evangelio
de Marcos; considerado el primero de los evangelios.
Dicho Problema Sinóptico también se relaciona con las llamadas Doble
Tradición y Triple Tradición de los evangelios (ver sección sobre Relación entre los Evangelios Sinópticos más adelante) y con la posible existencia de la Fuente Q.
Lo cual plantea varias preguntas, como por ejemplo: ¿Acaso Mateo y
Lucas estaban copiando de otra fuente escrita que no se encuentra en el
Nuevo Testamento? ¿O acaso los evangelistas se estaban copiando unos a
otros, y entonces quién copió a quién? ¿Y si así fuera, entonces por qué
cada evangelista tiene su propio material original que no se encuentra
en ningún otro libro?
Este es un importante 'problema' que los eruditos deben 'resolver', o
explicar de una manera razonable, porque como ha dicho un famoso
teólogo, la solución que uno le dé al problema sinóptico influirá en la
exégesis (interpretación), la crítica textual (crítica de redacción),
además de afectar la búsqueda del Jesús histórico, la historia de la
Iglesia primitiva e incluso el texto de los evangelios; como se explica a
continuación.
Un hecho que muchas personas no conocen sobre la organización del Nuevo
Testamento, y que influye de manera importante en el problema sinóptico,
es que los libros no están en orden cronológico. Esto es importante
porque los documentos más antiguos del Nuevo Testamento en realidad son
las primeras seis epístolas de Pablo a las iglesias escritas entre el 50
y 60 NE, y la epístola de Santiago el Hermano de Jesús (también llamado
Jacobo o James, en inglés). Y según varios estudiosos y eruditos, estas
cartas que circulaban entre las primeras comunidades cristianas
influenciaron en los evangelistas y autores que posteriormente
escribieron sobre la vida de Jesús -- para más información sobre el
apóstol Pablo y las epístolas paulinas ver nota sobre el Nuevo Testamento en Orden Cronológico.
En cuanto a las fechas, los autores y los lugares donde originalmente
se escribieron los libros del Nuevo Testamento, hay que decir que este
tema es debatible y debatido, y no existe una cronología que se pueda
establecer con absoluta confianza desde el punto de vista histórico. No
obstante, al menos en la actualidad existe un consenso entre los teólogos y euriditos contemporáneos; y es ese consenso el que utilizamos para las fechas en este blog.
Las primeras escrituras cristianas tenían diferentes características y diferentes propósitos, pero sus autores no eran historiadores en el sentido que lo entendemos hoy. Los autores de estas escrituras en realidad eran personas que vivían dentro de aquellas primeras comunidades cristianas, algunas de ellas en Asia Menor, o en Grecia, o en Roma, o en general fuera de la Palestina romana donde ocurrieron los hechos, y necesitaban comunicarse entre ellos en forma escrita. Por eso las primeras escrituras cristianas parecen ser una superposición de historia y teología dificil de separar. Además estos autores tenían diferentes audiencias para las cuales escribían, ya sean judíos o gentiles (griegos, romanos y no judíos en general) y de nuevo esto requería enfoques diferentes en las distintas narrativas.
Algunas escrituras, como los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, llamados 'evangelios sinópticos', son narrativas sobre la vida de Jesús que, como nos dice Lucas, tratan de "poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas" (Lucas 1:1). La razón por la que son llamados sinópticos es porque son muy similares en estructura, contenido y redacción, de forma tal que pueden colocarse fácilmente uno al lado del otro para proporcionar una comparación sinóptica de su contenido. Aunque cada evangelio tiene su propio material original que no existe en ningún otro; y de ahi viene el llamado Problema Sinóptico.
![]() |
Problema Sinóptico: Mateo y Lucas a veces coinciden palabra por palabra, pero esa misma historia no aparece en Marcos |
Otras escrituras tienen un carácter más bien de homilía o tesis teológica, como la tesis del Logos o Verbo Encarnado del Evangelio de Juan que establece que: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios" (Juan 1:1). O eran proclamaciones de fe cristiana: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16). O sencillamente eran documentos destinados a algunas de las primeras iglesias y comunidades cristianas, o a un grupo de seguidores de los apóstoles. Y por eso para los historiadores de las religiones es importante leer estas escrituras dentro del contexto histórico en el cual fueron escritas, tratando de separar historia y teología.
Es importante también mencionar que, de acuerdo a la mayoría de los expertos y eruditos, ninguno de los autores de los evangelios fue testigo presencial de los hechos que narran, y ninguno siquiera explícitamente declara haberlo sido.
Además ocurre que los autores de los evangelios no se identifican como para que sepamos con certeza quienes eran (sus nombres fueron dados por la tradición de la Iglesia), y en las pocas veces que cuentan algo sobre sí mismos, notamos que realmente ellos no fueron testigos presenciales de los eventos ocurridos durante la vida de Jesús, sino que más bien se están basando en un 'testimonio' de alguien que tampoco es identificado claramente, o en una tradición oral.
En realidad todos los evangelios son anónimos, o de autores desconocidos, y las primeras menciones de los nombres de los evangelistas vienen del apologista cristiano Justino Mártir durante el segundo siglo (120-150) cuando se refirió a "las memorias de los apóstoles", así como de Ireneo el obispo de Lyon en su obra Contra las herejías escrita alrededor del año 180 quien tambiém atribuye los evangelios a "los apóstoles" en general; y de esa forma comenzó la tradición de asociar los autores de los evangelios con nombres específicos de algunos apóstoles.
Por esta razón la hipótesis de trabajo de los eruditos contemporáneos sobre los orígenes del cristianismo es que los autores de los evangelios en realidad eran los portavoces de sus respectivas comunidades (iglesias), a quienes se les dio la tarea de registrar y escribir en griego (la lengua franca del período helenístico en la antigüedad) las tradiciones orales que sus compañeros cristianos habían conservado por generaciones.
Además debe señalarse que cuando los expertos se dan a la tarea de analizar el origen de los evangelios, lo primero que notan es que la habilidad literaria y el dominio del idioma griego de los autores son excepcionalmente raros en el mundo antiguo. Incluso algunos parecen haber tenido una educación formal en retórica y filosofía. Esto, sumado a las fechas tardías cuando se escribieron los evangelios (entre el 70 y el 100 NE), hace muy improbable que los evangelios que han llegado a nosotros fueran escritos por alguno de los doce apóstoles, o por algunos de los discípulos de Jesús o algunos de los primeros apóstoles.
Más aún, dado que pocas personas en el período greco-romano sabían leer y escribir, o eran lo suficientemente acaudaladas como para escribir y publicar libros por ellos mismos, los autores usualmente trabajaban en comunidades que los apoyaban económicamente y comisionaban sus trabajos. Estos grupos de autores regularmente circulaban, discutían e interpretaban los escritos de otros y los 'testimonios' de fuentes anónimas, e incluso competían entre ellos, de manera similar a otros autores de la antigüedad como Homero, Platón, o los historiadores romanos, o los autores de la Biblia Hebrea, o como también ocurre entre los autores contemporáneos.
Para más información sobre los evangelistas, ver las notas siguientes sobre cada uno de los evangelios, empezando con los sinópticos: Marcos (el primero que se escribió y que contiene el núcleo de la historia), siguiendo con Mateo y Lucas que en muchos aspectos son similares (conteniendo las enseñanzas de Jesús), y terminando con Juan (el cuarto y más tardío que es bastante diferente a los sinópticos).
Para poder entender la historia de Israel a finales del primer siglo de Nuestra Era, así como el contexto histórico en el cual se escribieron los evangelios, hay que empezar por conocer algo sobre la historia de esta región bajo el Imperio Romano y qué pasó durante la Revuelta Judía y la Diáspora posterior.
Luego de la muerte de Alejandro Magno y el fin del imperio griego helénico en la región, hubo un corto período de cuasi-independencia gracias a la revuelta de los sacerdotes Macabeos en el 167 ANE. Sin embargo, las luchas internas entre los hermanos Macabeos provocó la eventual separación de la nación en dos reinos: El reino de Israel al norte con Samaria como su capital, y el reino de Judea al sur con Jerusalén como la capital.
Este debilitamiento del estado israelita permitió que el Imperio Romano conquistara toda la región en el año 63 ANE cuando el general Pompeyo capturó Jerusalén, lo cual convirtió el reino de Israel en un provincia romana regida por un Gobernador, pero manteniendo un rey de la dinastía local. De esa forma el rey Herodes el Grande (Herodes I, 72 – 4 o 1 ANE) mantiene el título de Rey de Judea; dado a su padre Antígono Matatías por Julio César y confirmado por el Senado. Herodes el Grande luego fue sucedido por su hijo Herodes Antipas (20 ANE – 39 NE) como Rey de los Judíos. Este es el contexto histórico en el cual nace Jesús de Nazaret.
![]() |
Palestina bajo Herodes el Grande (haz click para ampliar el mapa) |
Entre los años 66 y 73 NE, varias décadas después de la muerte de Jesús, ocurrió la Revuelta Judía, la cual fue la primera de las tres principales rebeliones de los judíos de la provincia de Judea contra el Imperio Romano (guerras judeo-romanas). La campaña militar por parte de los romanos fue dirigida por el entonces general y luego emperador Tito Flavio Vespesiano (nombrado por Nerón) y terminó cuando las legiones romanas asediaron y destruyeron Jerusalén en el año 70, donde saquearon e incendiaron el Templo de Jerusalén y demolieron las principales fortalezas judías, especialmente Masada, en el año 73 -- ver nota sobre el Templo de Jerusalén más adelante.
Las guerras judeo-romanas, y en particular la Revuelta Judía que marca el fin del período del Segundo Templo, tuvieron un impacto dramático en los judíos, definiendo un antes y un después en la historia de Israel y causando la Diáspora, es decir, convirtiéndolos de una población importante en el Mediterráneo oriental a una minoría dispersa y perseguida. La derrota de la Revuelta Judía alteró la demografía y la cultura judía para siempre, ya que muchos de los rebeldes judíos fueron dispersados o vendidos como esclavos.
El historiador Flavio Josefo (nacido Yosef ben Matityahu), quien por cierto participó en la revuelta de parte de los judíos como gobernador militar de Galilea, pero luego que la revuelta fue derrotada se convirtió en ciudadano romano, en su libro La Guerra de los Judíos afirma que más de un millón de personas murieron durante el asedio, 97 mil fueron capturados y esclavizados y muchos otros huyeron a áreas alrededor del Mediterráneo.
Como resultado de estas guerras los romanos literalmente borraron a Judea del mapa. De hecho a partir del segundo siglo de Nuestra Era, los romanos comenzaron a nombrar esta región en sus mapas como "Siria Palestina". La palabra Palestina fue una derivación en latín del nombre que los escritores griegos le habían dado a la tierra de los Filisteos -- contra quienes había luchado David al matar a Goliat según se cuenta en el Antiguo Testamento (1 Samuel 17). De esta forma el dominio judío en el sur de Levante desapareció totalmente y solo se recuperó a mediados de siglo XX, con la fundación del moderno estado de Israel en 1948.
Tradición Doble y Triple
El consenso actual entre la mayoría de teólogos y eruditos es que el primero de los evangelios fue el de Marcos, el cual fue escrito alrededor del año 70 de Nuestra Era dada la referencia a la destrucción del Templo de Jerusalén durante la Revuelta Judía (Marcos 13:2).
Poco después de la Revuelta Judía, entre los 80 y 90 NE, se escribieron los evangelios de Mateo y Lucas utilizando a Marcos como una de las fuentes (ver Teoría de la Dos Fuentes más adelante). A esta relación se le llama Triple Tradición. Aunque cada uno de los evangelios sinópticos tiene su propio material original como se muestra en el siguiente gráfico.
![]() |
Relación entre los Evangelios Sinópticos |
La Doble Tradición es el centro del llamado 'Problema Sinóptico' y se refiere a la perícopa de aproximadamente doscientos versículos que comparten Lucas y Mateo, los cuales prácticamente coinciden al pie de la letra, pero que sin embargo no existen en Marcos. Lo cual sugiere que tanto Lucas como Mateo posiblemente estaban utilizando otra fuente escrita; aparte de Marcos. A esa hipotética fuente escrita se le llama Q – ver Evangelio Q y Teoría de las Dos Fuentes más adelante.
El primero de los Evangelios Canónicos
Como ya se ha explicado anteriormente, el primero de los evangelios fue el de Marcos, el cual se estima que fue escrito alrededor del año 70 de Nuestra Era dada la referencia a la destrucción del Templo de Jerusalén durante la Revuelta Judía (Marcos 13:2). A esta hipótesis se le llama Prioridad Marcana. Con respecto a su autoría, según la tradición de la Iglesia, el evangelista debió haber sido Juan Marcos, quien es mencionado en el libro de Hechos de los Apóstoles como un acompañante del apóstol Pedro (Simón Pedro o Cefas) (Hechos 12:12) -- ver nota sobre los evangelistas para más información sobre los nombres dados por la tradición de la Iglesia a "las memorias de los apóstoles".
El Evangelio de Marcos es una narrativa sobre la vida pública de Jesús, su ministerio, desde su bautismo por Juan el Bautista, hasta su muerte y el descubrimiento de la tumba vacía. Sin embargo este evangelio no tiene muchos de los dichos y enseñanzas (logias) que se pueden leer en Mateo y Lucas.
Jesús en el Evangelio de Marcos es un hombre de acción heroica, un exorcista, un sanador y hacedor de milagros; incluyendo el milagro cuando se dice que resucita a la hija de Jairo, curiosamente diciendo: "La niña no está muerta, sino duerme" (Marcos 5:21-43). Marcos al inicio nos presenta a Jesús como una persona de origen humilde, con varios hermanos y hermanas, posiblemente un carpintero de profesión; quien a su vez es un rabino o un sabio predicador de la ley, rechazado por su coterráneos (Marcos 6:3).
Jesús es también el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre (como él se llama a sí mismo), lo cual se manifiesta hacia el final del evangelio cuando es acusado de blasfemia y el sumo sacerdote le pregunta: "¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo" (Marcos 14:60-65).
Aunque la mayor parte del tiempo Jesús mantiene su identidad en secreto (el secreto mesiánico), ocultándola con parábolas de modo que incluso la mayoría de los discípulos no entienden, pero al menos Pedro sí lo reconoce como el Cristo: "Entonces él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy? Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo. Pero él les mandó que no dijesen esto de él a ninguno" (Marcos 8:29-30). Todo esto de acuerdo con las profecías sobre el Mesías y el Hijo del Hombre.
También es notable que la primera y mas confiable versión del manuscrito del Evangelio de Marcos (la versión original según los Padres de la Iglesia Eusebio y Jerónimo, que existe en los Codex Sinaiticus y Codex Vaticanus) termina en el versículo 16:8 con una linea en blanco y la frase "kata Markon" (según Marcos) sin mencionar la resurrección de Jesús ni sus apariciones posteriores -- a diferencia de Lucas, Mateo y Juan, que sí cuentan abundantes detalles sobre las apariciones en el camino de Emaús y en Galilea (Lucas 24; Mateo 28; Juan 21) y en los eventos del Pentecostés (Hechos 2). Por eso se sabe que los versículos 16:9-20 sobre la resurrección y la 'Gran Comisión' fueron añadidos posteriormente para darle al evangelio de Marcos un final más satisfactorio (2).
![]() |
Kata Markon: Colofón de Marcos 16:8 en Codex Vaticanus |
El Evangelio de Mateo es el primero que aparece en el Nuevo Testamento, aunque cronológicamente no sea el primero que se escribió (el primero fue el de Marcos como ya se explicó), pero hay una buena razón para eso, y es que el objetivo de Mateo es demostrarle a los judíos que Jesús era efectivamente el Mesías de Israel que tanto habían esperado, a través de las múltiples profecías del Antiguo Testamento que son citadas como cumplidas por Jesús, pero al ser Jesús rechazado y ejecutado, ahora se convierte en la salvación de los gentiles. Además, la naturaleza divina de Jesús es un tema importante en Mateo, y es el elemento crucial que separaba a los primeros cristianos de sus compañeros judíos.
Según la tradición de la Iglesia, Mateo el Evangelista (San Mateo) era uno de los doce apóstoles, a veces llamado Leví en los evangelios, hijo de Alfeo o Cleofás, publicano y recaudador de impuestos en Cafarnaúm (Mateo 9:9, Marcos 2:14, Lucas 5:27-29). Según Eusebio de Cesarea, Mateo predicó durante quince años en Judea, donde escribió su Evangelio hacia el año 80.
También el Evangelio de Mateo es notable por el debate que existe entre los expertos sobre el idioma en que se se supone se escribieron los evangelios originales; que lamentablemente no existen. Según se explica en el capítulo anterior sobre la Biblia Cristiana, las copias más antiguas que tenemos de los evangelios canónicos fueron escritas (y copiadas) en griego; dialecto koiné -- el dialecto 'común' del período helenístico. Sin embargo varios historiadores de la Iglesia, y varios eruditos modernos, han sugerido que el Evangelio de Mateo, que es el que tiene más referencias a las tradiciones del judaísmo y por eso era el favorito entre los cristianos de origen judío, pudo haber sido escrito en arameo (según el historiador Papías de Hierápolis) o en hebreo (según Ireneo, Orígenes, Eusebio y Jerónimo); considerando que casi todo el Antiguo Testamento se escribió en hebreo, con algunas partes en arameo. El hebreo y el arameo son dos lenguas semíticas hermanas que se hablaban en el antiguo reino de Israel, donde el hebreo predominaba en el sur (en Jerusalén y en el territorio de Judá) mientras que el arameo se hablaba en el norte (en Samaria y Galilea); y por eso también se cree que Jesús posiblemente hablaba en arameo.
La cuestión de las diferencias entre el idioma original en que se escribió un documento, versus sus traducciones posteriores, es importante, e incluso puede tener consecuencias teológicas. Tal es el caso de algunas diferencias que existen entre la Biblia Hebrea y su traducción al griego del Antiguo Testamento de la Septuaginta. Un ejemplo notable lo vemos en la famosa profecía de Isaías sobre la "mujer joven" (Isaías 7:14) que fue traducida y citada por Mateo como "virgen" (Mateo 1:23) -- para más información ver 'La profecía de la Inmaculada Concepción' en la sección de Profecías del Antiguo Testamento sobre el Mesías.
Aunque hay que decir que la posible existencia de evangelios en arameo o en hebreo es solo una hipótesis y hasta ahora no se han encontrado tales versiones. Las copias más antiguas de los evangelios continúan siendo las que existen en griego; dialecto koiné.
El Evangelio de Lucas tiene la particularidad de ser el único en el cual su autor cuenta algo de sí mismo, aunque tampoco nos dice su nombre. Según la tradición de la Iglesia (y de acuerdo con el Fragmento Muratoriano y la epístola a los Colosenses 4:14) el autor, Lucas de Antioquía (San Lucas Evangelista), debió haber sido un médico griego que vivió en Antioquía, o quizás un judío helenista acompañante de Pablo. Lucas también es considerado el autor del libro Hechos de los Apóstoles, el cual fue escrito con algunos pasajes en primera persona del plural (los llamados pasajes del tipo "nosotros" del libro de Hechos), y con lo cual su contribución total es prácticamente un cuarto de los textos del Nuevo Testamento.
Un punto de interés sobre la autoría del Evangelio de Lucas se puede leer en la 'dedicatoria a Teófilo' al principio del evangelio, donde el autor declara su objectivo de contar la historia, escribiendo: "Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra" (Lucas 1:1-2). Sin embargo Lucas no nos dice el nombre de esos 'ministros de la palabra' quienes fueron sus fuentes. Y resulta también interesante saber a través de Lucas que habían muchos otros que estaban tratando de hacer lo mismo; aunque no sepamos nada sobre quienes eran esos otros, y lamentablemente quizás ya nunca podamos llegar a saberlo si esas otras escrituras se han perdido para siempre en el tiempo.
![]() |
San Lucas Evangelista (Evangelios de Carlomagno, Abadía de San Ricario) |
La narrativa de Lucas (mi favorita entre los evangelios sinópticos) resulta ser bastante similar a la de Mateo, y de ahí viene la llamada Doble Tradición de los Evangelios que soporta la Teoría de las Dos Fuentes. Aunque con la diferencia que Lucas, siendo un escritor gentil, no pone el mismo énfasis que Mateo en las tradiciones del judaísmo y las profecías sobre el Mesías. Por otro lado, aunque los evangelistas no eran historiadores en el sentido que lo entendemos hoy, al menos el autor del Evangelio de Lucas parece tener cierta motivación hacia el testimonio histórico, ofreciendo algunos detalles sobre el nacimiento y la cronología de Jesús que en principio permiten ser corroborados (o no) con otras fuentes históricas.
Por su parte el Evangelio de Juan se editó mucho más tarde (alrededor del año 100 NE o más tarde aún) con un enfoque de tesis teológica sobre la divinidad de Jesucristo (La Tesis del Logos o Verbo Encarnado); y por eso es tan diferente a los tres evangelios sinópticos anteriores.
Las diferencias del Evangelio de Juan comparado con los evangelios sinópticos se pueden observar en el concepto de la preexistencia del Logos/Verbo antes de la encarnación de Jesús de Nazaret (Juan 1:1), así como en las historias y los milagros que cuenta (como la resurrección de Lázaro que no se encuentra en los sinópticos), en la ausencia de exorcismos, y en las referencias al "Discípulo Amado". Como también por el estilo literario que utiliza (más reflexivo que descriptivo) con largos diálogos (en lugar de cortos proverbios).
También notables y singulares en Juan son las referencias a la 'vida eterna', más que al 'reino de los cielos', (Juan 3:16; 17:3; 20:31), y los versículos "Yo soy" con títulos de divinidad que no se encuentran en los evangelios sinópticos ni en la fuente Q, como por ejemplo: Yo soy la resurrección y la vida, el pan de vida, la luz del mundo, la puerta de salvación, el camino y la verdad, etc. (Juan 6:35; 8:12; 10:9; 11:25; 14:6; 15:1; 8:58).
El Evangelio de Juan además contiene algunas famosas frases que resumen su teología y que se convirtieron en importantes dogmas de fe cristiana. Por ejemplo, la referencia al "Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29; 1:36), y la referencia al Hijo único de Dios, afirmando: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).
Por cierto, otra famosa historia que se cuenta en el Evangelio de Juan, pero que no aparece en los códices más antiguos, es ese conocido pasaje sobre la mujer adúltera, donde Jesús dice: "El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella" (Juan 7:53-8:11). Lo cual plantea un dilema. Dado que no tenemos los originales del Nuevo Testamento, uno se pregunta si una historia sobre Jesús que no aparece en las copias más antiguas que tenemos, debería o no ser considerada parte de la Biblia. No todo el mundo va a responder esta pregunta de la misma forma, pero para la mayoría de los eruditos y expertos la respuesta es que no.
Otro misterio sobre los autores y las fuentes de los evangelios es el de las varias referencias que existen en el Evangelio de Juan sobre al discípulo a quien Jesús amaba, también conocido como el "Discípulo Amado" (Juan 20:2; 21:24; 13:23-25; 19:26-27; 20:1-10; 21:1-25; 21:20-23) en cuyo testimonio se supone se basa el evangelio, sin embargo el evangelista no lo nombra explícitamente, y tampoco su nombre aparece en los otros evangelios canónicos.
Una posible explicación sobre por qué el Evangelio de Juan es tan diferente a los sinópticos es que Juan utilizó una fuente adicional llamada 'Evangelio de los Signos'. La hipótesis del Evangelio de los Signos fue propuesta por el teólogo luterano alemán Rudolf Bultmann en 1941. Incluso se especula que el Evangelio de los Signos fue escrito inicialmente por el "Discípulo Amado" que tantas veces aparece mencionado en el Evangelio de Juan, pero este discípulo murió inesperadamente, por lo cual fue necesario escribir una versión revisada de esta tradición. Esta hipótesis cobra peso al considerar que existen al menos dos estilos literarios diferentes en el Evangelio de Juan, según han sido identificados por el erudito Robert Fortna, miembro del "Jesus Seminar". Y es esa tradición revisada del Evangelio de los Signos la que ha llegado a nosotros como el Evangelio de Juan.
Pero entonces uno se pregunta, quién fue el "Discípulo Amado" en realidad.
En la pintura mural La última cena de Leonardo da Vinci, ejecutada entre 1495 y 1498, el "Discípulo Amado" es representado en la figura que aparece a la derecha de Jesucristo, y sobre el cual se ha especulado mucho. La tradición de la Iglesia es que este "Discípulo Amado" pudo haber sido el apóstol Juan, mientras que algunos especulan que pudo haber sido Maria Madgalena; según se sugiere en la novela 'El Código de Da Vinci' de Dan Brown.
![]() |
La última cena (Leonardo Da Vinci) |
Sin embargo, lo que parece más probable y tiene más sentido es que el "Discípulo Amado" era Santiago (Jacobo) el hermano menor de Jesús, mencionado por el historiador Josefo (2); a quien durante la crucifixión Jesús le confía el cuidado de María, la madre de ambos. Ya que según nos cuenta Juan el Evangelista: "Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre" (Juan 19:25-27).
También vale la pena aclarar algo sobre la semántica utilizada con relación a los evangelios canónicos o apócrifos. La palabra "apócrifo" viene del idioma griego y significa "oscuro" o "escondido" por lo cual en general tenía un sentido peyorativo. Aunque algunos Padres de la Iglesia la utilizaban para decir que los documentos no eran de "inspiración divina" y por tanto no debían pertenecer al canon oficial del Nuevo Testamento. Y también a veces la palabra apócrifo se entendió como sinónimo de espurio o ilegítimo; falsificado en nombre de otra persona. Por otra parte la palabra "gnóstico" se refiere a un grupo o secta cristiana a principios del segundo siglo de nuestra era, autores de varias escrituras y evangelios escritos en griego que luego fueron traducidas al idioma copto en Egipto, quienes más tarde fueron considerados "heréticos" por la ortodoxia eclesiástica romana.
Entonces todos los evangelios gnósticos fueron considerados apócrifos (3), pero además hay otros evangelios apócrifos que no son gnósticos. Por ejemplo, los llamados 'protoevangelios' (infancy gospels, en inglés) sobre la infancia de Jesús y los nombres de los Reyes Magos (Melchor, Gaspar y Baltasar) que no aparecen en los canónicos, los 'evangelios judeocristianos' citados por los Padres de la Iglesia, los 'evangelios medievales' como el Evangelio de Nicodemo y las Actas de Pilato, son apócrifos pero no son gnósticos en su origen -- ver blog de Los Evangelios Perdidos para más información sobre quiénes eran los gnósticos.
De entre los Evangelios Gnósticos el más relevante es el Evangelio de Tomás, también llamado 'Evangelio de los Dichos de Jesús' o 'el quinto evangelio', dada su relación con los cuatro evangelios canónicos. La razón es que el texto del Evangelio de Tomás contiene 114 dichos o logias (que siempre comienzan con la frase "Y Jesús dijo") muchos de los cuales también se pueden encontrar de alguna forma en los evangelios de Mateo y Lucas. Y por eso los expertos lo consideran como un argumento adicional a favor de la existencia del hipotético Evangelio Q.
El Evangelio de Nicodemo es un caso interesante entre los apócrifos, porque narra detalles sobre la pasión, la crucifixión y la resurrección de Jesús, incluyendo su descenso a los infiernos antes de ascender al cielo, así como la historia del velo de Verónica y la Santa Faz, que no se encuentran en los canónicos. Y porque a pesar de no ser canónico fue utilizado por algunas iglesias durante mucho tiempo. Nicodemo, por cierto, es el nombre del fariseo miembro del Sanedrín, mencionado en el Evangelio de Juan, quien visita a Jesús durante la noche para discutir algunas de sus enseñanzas, como esa intrigante afirmación sobre tener que nacer de nuevo: "De cierto, de cierto os digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios" (Juan 3:1-21), y quien luego también aparece durante la crucifixión para ayudar a José de Arimatea (quien se especula era tío de María, madre de Jesús) a preparar y sepultar el cuerpo de Jesús (Juan 19:39–42). Pero obviamente eso no significa que este Nicodemo haya sido el autor del evangelio que lleva su nombre; por eso es considerado apócrifo.
Otro de los evangelios apócrifos que es frecuentemente citado por los expertos es el Evangelio de los Hebreos, el cual fue un evangelio judeocristiano, posiblemente escrito en griego, que sobrevive gracias a las citas de los Padres de la Iglesia (Ireneo de Lyon, Clemente de Alejandría, Orígenes de Alejandría, Eusebio de Cesarea, Jerónimo de Estridón, etc.) que incluyen fragmentos del texto original. El Evangelio de los Hebreos es singular por su cristología que se basa en la creencia de que el Espíritu Santo es la madre divina de Jesús y que la primera aparición de la resurrección fue a Santiago (Jacobo) el hermano de Jesús, mostrando un gran respeto por Santiago/Jacobo como el líder de la iglesia judeocristiana en Jerusalén.
Comentarios
Publicar un comentario