El Evangelio Q y La Teoría de las Dos Fuentes

 Técnicamente el Evangelio Q (Quelle, que significa 'fuente' en alemán) (5) consistiría en las enseñanzas o dichos de Jesús que aparecen en los evangelios canónicos de Mateo y Lucas, y en el evangelio gnóstico de Tomás, pero que no se encuentran en el evangelio de Marcos que es el más antiguo de los canónicos.

La Teoría de las Dos Fuentes básicamente plantea que "las enseñanzas" del Evangelio Q (de alrededor del año 50 NE) se combinaron con la "historia" de la narrativa del Evangelio de Marcos (fechado en el 70 NE) y se utilizaron como fuentes para los evangelios sinópticos posteriores: el Evangelio de Mateo (85 NE) y el Evangelio de Lucas (95 NE); tal y como se muestra en el gráfico más adelante.

La Hipótesis de las Dos Fuentes (2SH) comenzó en 1838 con los filósofos y teólogos alemanes Christian Hermann Weisse y Heinrich Julius Holtzmann, siendo finalmente enunciada como teoría para resolver el 'problema sinóptico' por el erudito bíblico británico B. H. Streeter en 1924 -- ver nota sobre el Problema Sinóptico.

Históricamente el primero que intentó de alguna forma resolver el problema sinóptico fue Papías de Hierápolis en el siglo II. Papías fue uno de los Padres de la Iglesia o Padres Apostólicos (los primeros teólogos cristianos) contemporáneo de Policarpo de Esmirna, Justino Mártir y Marción de Sinope. Papías escribió un tratado en cinco libros titulado Explicación de los dichos del Señor hacia el año 130, considerada una de las primeras exégesis (interpretación) de los dichos (logias) de Jesús de Nazaret. Pero lamentablemente su obra se perdió en el tiempo, excepto por algunos extractos citados por Ireneo de Lyon (180) y Eusebio de Cesarea (320). De todas formas los expertos reconocen el aporte de Papías y a menudo se refieren a la hipótesis combinada Q+/Papias como solución al problema sinóptico.

 

Reconstrucción de Q

El Evangelio Q (de "Quelle", que significa "Fuente" en alemán) se define como el conjunto de dichos de Jesús que se encuentran en los evangelios de Mateo y Lucas, pero que no se encuentran en el evangelio de Marcos que es el más antiguo de los sinópticos; según la Teoría de las Dos Fuentes, como se muestra en el siguiente diagrama.

Teoría de las Dos Fuentes: Marcos y Q como fuentes de los Evangelios

 

Enseñanzas de Jesús

El Evangelio Q se puede reconstruir, al menos en principio, lo cual por cierto ya se ha hecho, resultando entonces que Q incluye algunas de las más conocidas enseñanzas de Jesús, a través de dichos y parábolas, que a su vez ejemplifican las más elevadas leyes éticas y morales que Jesucristo nos invita a seguir, como por ejemplo:
  • La Regla de Oro: "Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas" (Mateo 7:12; Lucas 6:31).

  • La Oración del Padre Nuestro: La versión según Lucas (Lucas 11:1-4) o según Mateo que al final añade "porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por los siglos de los siglos. Amén" (Mateo 6:9-15).

  • El Sermón del Monte: Las bienaventuranzas (bendiciones) que ensenó Jesús cuando "Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo: Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos ...", incluyendo nueve bienaventuranzas (Mateo 5:1-12; Lucas 6:20-23).

  • El juzgar a los demás: "No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados"; "Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido" (Lucas 6.37-38; Mateo 71-2).

  • La puerta estrecha: "Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán" (Lucas 13:24; Mateo 7:13) y entonces "Allí será el llanto y el crujir de dientes" (Lucas 13:28; Mateo 7:21-23) para los que no puedan entrar.

  • La prueba de la buena persona: "Por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7:15-20; Lucas 6.43-44).

  • Derogando la Ley del Talión: "Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra" (Mateo 5:38-48; Lucas 6:27-36).

  • El amor a tus enemigos: "Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos" (Lucas 6:35; Mateo 5:44-48).

  • Dios y las Riquezas: "Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas" (Mateo 6:24; Lucas 16:13).

  • Las Parábolas: La parábola de los talentos, la parábola de la oveja perdida, la parábola de la mota y la viga, la parábola de los dos constructores, la parábola del ciego conduciendo al ciego, la parábola de la levadura y la semilla de mostaza, y otras.

 

La Regla de Oro: La Ley y Los Profetas

La Regla de Oro es universal e históricamente ha sido enunciada como una regla de conducta moral, o una ley metafísica, o una expresión de Justicia Divina, por diferentes filósofos en diferentes tiempos y en diferentes formas. En la historia europea específicamente se pueden encontrar referencias a la Regla de Oro desde los tiempos de los filósofos griegos clásicos como Tales de Mileto ("evita hacer lo que tú culparías a otros por hacer"), Sócrates ("¿acaso tienes miedo de verte mal si tratas bien a tu hermano antes de que él te trate bien a tí?") y Platón ("debo hacer a los demás como quisiera que me hicieran a mí").

El mismo principio, con otras palabras, también aparece en la filosofía del Estoicismo, muchos de cuyos seguidores se unieron e influenciaron el movimiento cristiano desde sus inicios, e incluso debatieron sobre filosofía con el apóstol Pablo en Atenas (Hechos 17:16-34). Esto lo vemos por ejemplo en Séneca el Joven ("trata a tus inferiores como tú quisieras que te trataran tus superiores") y en las Meditaciones del emperador Marco Aurelio ("ve que nunca sientas hacia los misántropos como esa gente siente hacia la raza humana").

Muchos de los mandamientos de las religiones de alguna manera reflejan este principio, como si fuera una especie de 'factor común' que existe en todas las grandes religiones del mundo; como se muestra en la imagen a continuación.

La Regla de Oro (The Golden Rule) en varias religiones

En el judaísmo en particular esto lo encontramos de alguna forma en los Diez Mandamientos (Éxodo 20:1-17; Deuteronomio 5:1-21), en las leyes del Levítico (Levítico 19:18), en el libro de Tobías cuando dice "lo que no te gusta que te hagan, no se lo hagas a los demás" (Tobías 4:15), así como en el Talmud cuando cita al eminente rabino Hilel el Anciano diciendo "lo que es odioso para ti, no lo hagas a tu prójimo: esta es toda la Torá; el resto es comentario; ve y aprende".

Indirectamente, como si fuera una ley de causa y efecto, también ese mismo principio lo podemos encontrar en ese famoso aforismo sobre 'cosechar lo que se siembra'; como cuando se dice: "Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará" (Gálatas 6:7).

No obstante, es importante notar que en el cristianismo la Regla de Oro, es decir, 'La Ley y Los Profetas' del Nuevo Testamento (Evangelio Q) es enunciada por Jesucristo en una forma positiva, como una llamada a la acción o una invitación a actuar y hacer el bien al prójimo; a diferencia de la forma negativa como los mandamientos de prohibición en otras religiones. Y ese detalle es importante.

 

El Gran Mandamiento

La Regla de Oro también se relaciona con el Gran Mandamiento que enseñó Jesús, cuando respondiendo a un fariseo "Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas".

No obstante la clara relación entre la Regla de Oro y el Gran Mandamiento, este 'mandamiento' normalmente no se incluye como parte de Q. La razón es que el Gran Mandamiento en realidad pertenece a la Triple Tradición, es decir, que es una de las enseñanzas que existe en los tres evangelios sinópticos (Marcos 12:28-34; Mateo 22:34-40; Lucas 10:25-28). Mientras que Q por definición se refiere a las enseñanzas de Jesús que existen en Mateo y Lucas, pero no en Marcos (Doble Tradición).

La expresión "la ley y los profetas" que Jesús menciona varias veces se refiere a las dos divisiones principales del Antiguo Testamento. La Ley, o Ley de Moisés, consta de los primeros cinco libros del Antiguo Testamento, conocidos como la Torá en hebreo y el Pentateuco en griego. Los Profetas consta de varios libros agrupados en diferentes arreglos de acuerdo con la tradición judía o cristiana. Y por eso Jesús dice: "Como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas" (Mateo 7:12; Lucas 6:31).

 

Ley del Talión: La otra mejilla y la milla extra

La Ley del Talión es un elemento central de la ley mosaica en el judaísmo (Éxodo 21:23-25; Levítico 24:18-20; Deuteronomio 19-21) que proviene del llamado "principio de reciprocidad exacta" del Código de Hammurabi (Babilonia, siglo XVIII a. C.). Sin embargo, Jesús lo deja sin efecto a raíz del Sermón del Monte.

En lugar del "ojo por ojo, diente por diente" de la Ley del Talión, Jesús nos enseña y nos invita a seguir el "principio del perdón" y el "amor a nuestros enemigos". Lo cual se relaciona con otras famosos dichos pacifistas de Jesús como el de poner la otra mejilla: "Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues" (Lucas 6:29; Mateo 5:39) o el de ir una milla extra: "Y cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos" (Mateo 5:41).

Estas revolucionarias enseñanzas de Jesús tomadas literalmente resultan contra-intuitivas y hasta contra-producentes en muchos casos, ya que si no resistimos al mal, entonces cómo podremos sobrevivir en este mundo tan violento. ¿O acaso esa actitud exageradamente pacifista no permitiría el destructivo triunfo del mal en el mundo? ¿Y qué pasa entonces con la Justicia Divina? Estas son preguntas que en nuestra opinión solo tienen sentido en el contexto de las otras enseñanzas de Jesús sobre la Vida Eterna, es decir, la vida en el mundo futuro o la pluralidad de existencias, así como la Regla de Oro y la ley de causa y efecto que aplica en esos casos.

 

El Camello y el Ojo de la Aguja

Las enseñanzas de Jesús sobre Dios y el 'señor del dinero' (traducido como Mammón en algunas versiones de la Biblia), y la imposibilidad de servir a dos señores a la vez (Mateo 6:24; Lucas 16:13), se relaciona con otros famosos dichos de Jesús sobre las riquezas materiales, como la bienaventuranza (bendiciones) a los pobres: "Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios" (Lucas 6:20; Mateo 5:3).

Esta idea también aparece en la famosa metáfora sobre el camello y el ojo de la aguja, que tiene un tono un tanto irónico o hiperbólico en su traducción al griego: "Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios" (Lucas 18:25; Mateo 19:24; Marcos 10:25). Sin embargo la palabra gamla en arameo, traducida al griego como camello, en realidad significa 'pelo de camello' o una cuerda construida con este material. Es decir, que posiblemente Jesús no estaba diciendo que es imposible para los ricos entrar al Cielo, pero sí que sería muy difícil dadas las tentaciones terrenales del dios de las riquezas y el dinero, Mammón.

 

Posible conexión de Q con los Esenios

En tiempos de Jesús de Nazaret existían varios grupos religiosos, algunos mencionados en el Nuevo Testamento, como por ejemplo los Fariseos, Saduceos, Zelotes, y los Esenios; estos últimos llamados "hijos de luz" en el Evangelio de Lucas (Lucas 16:8–9).

Los Esenios fueron una pacífica comunidad de ascetas judíos que existió desde el 150 ANE hasta el 70 NE, llamada "Comunidad de Qumrán" dada la vida monástica que este grupo llevaba en dichas cuevas. La historia de los Esenios se conoce en parte a través de Plinio el Viejo en su obra Historia Natural escrita en el 77 NE, así como a través de los Manuscritos del Mar Muerto descubiertos accidentalmente por pastores beduinos a finales de 1946 en una cueva en las cercanías de las ruinas de Qumrán, y también por algunas referencias del historiador Josefo.

El primer erudito que afirmó que Jesús fue un Esenio fue Johann Georg Wachter en su obra "De primordiis christianae religionis" (1713). Esta relación se estableció debido a varios puntos comunes que Wachter encontró. Sin embargo hoy en día aún se debate si Jesús en realidad estuvo más cerca del fariseísmo que de los Esenios.

La principal divergencia entre el pensamiento de Jesús y los Esenios están en las ideas sobre el Reino de Dios y el Reino de los Cielos, las cuales son centrales en la predicación de Jesús de Nazaret. Sin embargo, la idea sobre el Reino de los Cielos desempeña un escaso papel en los documentos de Qumrán, ya que siendo los Esenios una secta dentro del judaísmo tradicional, ellos ponían el énfasis de sus enseñanzas en el comportamiento moral durante la vida terrenal, aquí y ahora, más que en cualquier concepto de la vida futura en el Reino de los Cielos.

Otra posible discrepancia se puede leer en la parábola del mayordomo en el Evangelio de Lucas, "porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz", lo cual parece ser una crítica sutíl a ciertos reglamentos monásticos de los Esenios (Lucas 16:8–9).

Mi teoría personal es que la conexión entre Jesús y los Esenios no es directa, sino que ocurre a través de Juan el Bautista, quien también llevaba una vida ascética como "la voz de uno que clama en el desierto" (Juan 1:23) y posiblemente conoció o perteneció a la comunidad del Qumrán.

Y de ahí viene la relación entre el Evangelio Q y los Esenios, posiblemente a través de la divulgación de la historia sobre el Maestro de Justicia (Teacher of Righteousness, en inglés), de quien se habla en los Manuscritos del Mar Muerto. Por ejemplo, en uno de estos manuscritos, el llamado Documento de Damasco, se puede leer que: "Dios crió para ellos un Maestro de Justicia para guiarlos en el camino de Su corazón", lo cual sugiere la existencia de un Maestro cuya historia tiene marcados paralelos con la de Jesús (el Maestro de Justicia al final fue traicionado por uno de sus discípulos) y cuyas enseñanzas deben haber sido mantenidas y transmitidas por los Esenios.

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